El tránsito por huellas nevadas, lagos transparentes con bosques enteros en el fondo de sus aguas y el encuentro con aguas termales fluyendo en un especial entorno fueron suficiente incentivo para emprender el camino. El sur mendocino vio pasar la caravana de camionetas que tomaban rumbo a la cordillera, para concentrarse en un punto del norte neuquino, cercano al límite con Chile: Villa Pehuenia. El gran lago Aluminé con la inmensidad y paz de su añil, nos sumergió en un idilio con sus paisajes de encanto. No por nada, Aluminé en mapudungún significa “cuenco brillante”.
Así, poco a poco el balcón de la posada se fue llenando de voces conocidas mientras un chocolate caliente templaba las manos de aquellos que simplemente nos limitábamos a contemplar el paisaje: la proporción justa de picos nevados, brillos del gran embalse, bosques de coníferas y el reflejo esporádico de algún ave en el espejo azulado.
A la frontera
Por la mañana y luego de un nutritivo desayuno, con el espectacular lago Aluminé como escenario de fondo, partimos rumbo al encuentro del Paso de Icalma, que se encuentra a sólo 1.260 metros de altura. Gracias a las pocas precipitaciones níveas y sus características de tránsito, generalmente funciona todo el año; así, en invierno es una alternativa cuando los demás caminos fronterizos se encuentran intransitables por nieve. El camino se desarrolla serpenteando entre bosques de coníferas por la ruta provincial Nº 13, que por Chile será la ruta S-61. Luego de los trámites de rigor, las camionetas siguen avanzando kilómetro a kilómetro sobre grava y manchones de nieve. Cada tanto alguna rama cede ante el peso del manto blanco que soporta y este se desprende a nuestro paso, dándonos un esporádico baño de nieve.
Las araucarias, algunas muy altas y añejas, otras más bajas y de color verde fulgurante, como coihues, son dueñas del paisaje. Se yerguen a nuestro derredor tapizando los valles y faldeos, dejando lugar a un casquete blanco en la cima de los más altos cerros. A poco del paraje La Angostura se encuentra el puesto aduanero, punto en que se dividen los lagos Aluminé y Moquehue. Las tripulaciones descienden, realizan los trámites aduaneros y todos tomamos el camino que nos llevara hacia la localidad de Icalma y a los lagos del mismo nombre, que se hallan junto a un valle en plena selva valdiviana.
Icalma y más allá
Al llegar al poblado –un pequeño conjunto de casas bajas de madera, fiel reflejo de las construcciones típicas del sur chileno– tomamos al sur, bordeando el espejo de agua del Icalma Grande primero y el Icalma Chico, luego. Tras desandar 40 km, un desvío al norte nos permite ingresar al Parque Nacional El Conguillio. Antes nos detenemos porque nos llaman la atención las enormes rocas que parecen haberse detenido en su rodar al borde de la ruta. Son enormes extensiones de lava. Su porosidad se alterna con afiladas puntas. Algunas parecen olas de mar detenidas en la fracción de segundo justo antes de romper.
Seguimos. A medida que nos acercamos, el volcán Llaima con su cono casi perfecto y sus faldeos nevados, se hace dueño y señor del paisaje. Tiene 3.125 m y, mientras transitamos en su derredor, no olvidamos que sigue activo: la última vez que entró en erupción fue en 1998, una fracción de segundo en las medidas de tiempo de los procesos geomorfológicos. La fumarola que se eleva de su vértice, expulsando gases con mayor vehemencia cada tanto, se encarga de recordárnoslo permanentemente.
Una vez registrado el ingreso en la casilla de control, donde recibimos la info de recorridos y cuidados a tener en cuenta, transitamos por estrechos senderos del parque, algunas veces por un túnel entre un frondoso bosque de araucarias, que por momentos sumerge al camino en la oscuridad. El contraste es maravilloso. En otras nos encontramos pasando entre coladas de lava que transforman el paisaje en desolado, yerto y lunar. Para los que gustan del trekking hay dos senderos: el que llega hasta Sierra Nevada, con muchos miradores y vistas maravillosas, y el de Los Carpinteros, donde se rinde homenaje a la “araucaria madre”, un árbol ancestral de más de 1.800 años. Hay más posibilidades, pero estas son las dos recomendadas.
Para recorrer los kilómetros de rústicas sendas es ideal el uso de nuestras 4x4, el suelo resbaladizo o pedregoso así lo requiere. En camioneta visitamos primero la laguna Arco Iris, que data de hace 320 años y se formó por la erupción del volcán Llaima. Su lava represó las aguas de un estero, inundando parte de un bosque de nothofagus. En la actualidad está rodeada de bosques que crecen abriéndose paso entre viejos vestigios de erupciones volcánicas para hundirse en las profundidades. Se pueden observar bajo el agua los restos de troncos carbonizados, mientras el volcán se refleja en la superficie.
Nos detenemos allí para compenetrarnos del paisaje y espiar el mundo que yace bajo la superficie. Seguimos camino tras algunos centenares de metros que alternan huellas de rocas sueltas, duras superficies de restos volcánicos, areniscas, vadeo de arroyos, sectores de resbalosas superficies y así arribamos a orillas del lago. Tras un poco más de andar llegamos al refugio donde degustamos un exquisito pebre amasado en el acogedor restaurante inmerso en este increíble paisaje.
Destino termal
Luego de esta experiencia, mientras el volcán Llaima iba extinguiéndose en nuestros retrovisores, el Villarrica se imponía en el horizonte al avanzar por la ruta. Llegamos a orillas del lago homónimo, para finalmente hacer noche en Pucón. La caravana se despertó con la vista del lago con el volcán de fondo. Desayunamos y partimos a recorrer el famoso camino de Interlagos. Antes de dejar la bella Pucón, visitamos los Ojos de Caburgua, unas magníficas hoyas naturales en plena selva valdiviana. Esta agua subterránea que aflora en medio de un tupido bosque proviene del mismo lago que les da nombre y de otros riachuelos circundantes. Bordeando el lago Calafquen nos dirigimos hacia Coñaripe. Nuestro objetivo son las increíbles Termas Geométricas que se encuentran inmersas en un mágico halo de neblina. Su infraestructura es obra del reconocido arquitecto German del Sol. Allí hay una veintena de pozones tallados a lo largo de la quebrada, en medio de la naturaleza brutal, a los que se llega por una pasarela de madera teñida de rojo.
A poco de ingresar, un quincho construido con pura madera de coihue ensamblada, sin clavos, invita a sentarse a degustar platos típicos después de bañarse en un espacio cubierto y tibio, alrededor de un gran fogata. Más allá comienza una rampa continua sin peldaños que permite recorrer la quebrada en toda su extensión. Al final, un salto de agua helada de varios metros de altura se destaca por su belleza. Esta experiencia quizá llega a su esplendor porque la arquitectura nos permite despreocuparnos y gozar del placer de bañarse en este entorno único. Así nos sumergimos en la muy templada agua mientras grandes hojas de nalca o pangue parecen querer abrevar en ellas. Así, en ese entorno especial, el grupo se relaja y comienza a soñar con nuevos paisajes, nuevos caminos y más aventuras.
Lago Aluminé (Argentina)
Es un lago de origen glaciario. En lengua mapuche, Aluminé significa “pozo reluciente” Tiene una superficie aproximada de 5.340 hectáreas. Profundidad promedio 165 m, máxima 240 m. Pertenece a la cuenca del río Negro, la que desagua a través de los ríos Aluminé, Collón Curá y Limay. Sobre su costa norte se encuentra Villa Pehuenia. Está rodeado por hermosos bosques de coihues, pehuenes y araucarias.
P.N. Conguillío (Chile)
Su nombre proviene de “Ko-nqilliu” que en lengua mapuche significa “piñones en el agua” o “entre piñones”, basándose en que abundan las araucarias y la existencia de lagos y lagunas a los que rodean. Tiene una superficie de 60.832 ha y está formado originalmente por dos parques distintos: Conguillío y Los Paraguas. Su vegetación nativa está compuesta por araucarias, ñires, coihues, lengas, palos santos y raulíes, entre otros. Es uno de los parques más visitados de Chile, por más de 100.000 personas al año. La cadena BBC denominó a este parque nacional como uno de los últimos refugios del mundo en preservar el paisaje donde vivieron los dinosaurios. En él se filmó parte del documental “Paseando con dinosaurios”, específicamente el capítulo centrado en el Cretácico superior “Muerte de una dinastía”.
Waypoints del recorrido
- 1 Hito fronterizo / 38°50’1.24”S 71°16’4.68”O
- 2 Desvío ingreso al parque / 38°50’24.59”S 71°39’51.77”O
- 3 P.N. Conguillío / 38°40’18.46”S 71°37’15.72”O
- 4 Termas Geométricas / 39°30’7.08”S 71°52’30.34”O
- Recorrido apto para 4x4 o SUV. Distancia total: 320 km. Combustible y alojamiento disponibles.
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