Acceder a conocer las profundidades de un ambiente acuático dejó de ser una tarea propia de rescatistas, bomberos o militares, para convertirse en un sano pasatiempo. Jacques-Yves Cousteau, el aventurero marino francés a quien la revista entrevista en varias oportunidades, incluso en su Francia natal, inventa, en 1943, la escafandra autónoma que contaba con un regulador para emitir aire comprimido en una botella.
El arribo de Jules Rossi a Puerto Madryn, en 1956, puede tomarse como una fecha de inicio de la actividad deportiva en el país. La bondad económica de la década siguiente empujó a muchos a la práctica tanto de la observación como de la caza submarina. De hecho, en 1969 se funda el Centro de Actividades Submarinas Escualo en Mar del Plata y, al año siguiente, el Centro de Actividades Subacuáticas Buenos Aires.
Frente a esta realidad creciente, Weekend incluye en diferentes etapas de su larga vida distintas notas de buceo, donde se presentan equipos, técnicas y lugares. Los elementos para su práctica que se desarrollan en las primeras notas son trajes de neoprene, visores, profundímetros, cinturones, lastres, boyas para caza, bibotellas y monobotellas de aire, aletas, cuchillos y snorkels, entre otros.
El inquieto y multifacético periodista Enrique A. J. Landini, aunque se destacó por sus notas de armas, también incursionó en ranchomovilismo, turismo y fue el primero que incorporó las embarcaciones semirrígidas para hacer buceo, en 1985. Desde 1979 esta pasión contaba con la ventaja de que el secretario de redacción de la revista y, luego, subdirector y director, José Luis Aldorisio, era apasionado del buceo. José se retiró luego de 32 años de trabajo en Weekend.
Buceá en el avión sumergido más grande del mundo
Daniel Varela y Adrián Kerekes son otras firmas que rubrican notas de buceo en las décadas del siglo pasado. Los artículos más ricos desarrollan información técnica, que va perfeccionándose con la ayuda de la computadora, por ejemplo, para la configuración de gases, y la aparición de materias primas más livianas y resistentes. Sin embargo, los artículos más apreciados por los lectores en general, es decir, sumando los que no disfrutan el placer del buceo, son aquellos que describen viajes a increíbles lugares sumergidos, especialmente en mares de aguas cristalinas y cálidas, donde abunda la fauna.
Prácticas en piletas, las canteras de Colonia (Uruguay), lagos y costas marinas de la Patagonia y los esteros del Iberá son otros de los destinos que, gracias a medio siglo de notas, podemos conocer también desde un ángulo más profundo.
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