Generalmente, han sido los hombres quienes sobresalieron en el mundo del delito. Pero que hubo mujeres… ¡Vaya que las hubo! Y a muchas de ellas no les hacía falta ponerse los pantalones para demostrar que eran más bravas que el hombre. La mujer en el hampa se remonta, en los casos más famosos, al siglo XIX. En el Lejano Oeste, las damas ya eran de armas llevar y tuvieron en jaque al más diestro de los sheriffs.
Belle Star
La más celebre de esos tiempos fue Belle Star, conocida como la Reina de los Bandidos, quien durante en su época de dulce jovencita supo llevar su verdadero nombre, Myra Maybelle (o Belle) Shirley. Nació un 5 de febrero de 1848, en Missouri, EE.UU, dentro de una familia encaminada a la clase media, pero que se truncó al iniciarse la Guerra Civil Norteamérica, por lo que su familia tuvo que mudarse a Texas, donde comenzó su nuevo modelo de vida, la de asociarse con hombres de carácter cuestionable.
Fue el famoso bandido Cole Younger, miembro de la banda James-Younger, caracterizado por aquellos tiempos en llevar a cabo una serie de atracos a bancos y trenes, quien supo iniciarla en el delito, convirtiéndola rápidamente en miembro de su "pandilla", pero ese romance duró poco: hasta que Belle conoció a Jim Reed. otro pistolero famoso por ser miembro de Raiders de Quantrill, una guerrilla norteamericana que operaba en la Guerra Civil, con quien se casó el 1 de noviembre de 1866.
Tras la muerte de él, en 1874, reincidió con otro famoso, Sam Starr, de quien toma su apellido y con quien arma una sociedad criminal con el objetivo de robar caballos, pero esa historia de amor dura poco, porque en 1886 Belle vuelve a perder a su amado en un enfrentamiento. Pero a pesar de ello, Belle no se quedó sola por mucho tiempo. En 1889 contrajo su tercer matrimonio con un bandido mucho más joven, llamado Jim July, con quien encuentra finalmente la muerte.
Annie McDoulet y Jennie Stevens
Otra historia fue la de las cuatreras precoces, Annie McDoulet de 17 años y Jennie Stevens de 16 años, conocidas en aquellos tiempos como Little Britches, quienes conocen a los miembros de la banda Doolin Gang. Rápidamente comenzaron a trabajar de espías para esa banda, y se ganaron el nombre de las chicas bandidas de Oklahoma, que por aquellos tiempos supieron aterrorizar con sus delitos a ese estado, que incluían el robo de caballos y el trafico de whisky al territorio indio, hasta que fueron apresadas en 1894 por el sheriff Bill Tilghman, por lo que las chicas Britches, terminaron con su vida delictiva: Anni casada con un respetable vecino de Pawnee, y Jennie como empleada domestica en la ciudad de Boston.
Estas bandidas lograron hacerse conocidas gracias a la película titulada “Cattle Annie and Little Britches", de 1981, protagonizadas por Burt Lancaster, Rod Steiger, Diane Lane y Amanda Plummer, film que logró desenterrar un tesoro de la historia al dar a conocer a estos personajes.
Rose Dunn
Otra famosa cuatrera y asaltante de bancos y diligencias fue Rose Dunn, conocida como la Rosa del Cimarron. Nació en 1879 cerca de Ingalls, en el territorio de Oklahoma, EE.UU. A los 15 años comenzó una historia amorosa con George "Bittercreek" Newcomb, quien en ese momento era un conocido forajido del Lejano Oeste. Pasó por las pandillas de los hermanos Dalton y Bill Doolin, siempre a la par con su amante George. Finalmente, luego del fallecimiento de su amante, se casó con un herrero, convirtiéndose en una nada agresiva ama de casa y prolifera madre.
Bonnie Parker
Ya en la década del 1930, entre todas las damas de ese entonces, quien pasó victoriosa a la leyenda fue la temible Bonnie Parker. Había nacido un 1 de octubre de 1910, en Rowena, un pueblito de Texas, EE.UU., y desde su adolescencia en la secundaria había demostrado más aptitudes para la literatura que para los números, ya que se caracterizaba por escribir buenos poemas, hasta que en 1930 conoció a un joven de veinte años llamado Clyde Barrow.
Poco le importó a Bonnie que Clyde fuera un asaltante de gran carrera delictiva, y decidió seguirlo a cualquier sitio aunque ese sitio fuera el asalto a mano armada e incluso el asesinato de personas. En una de esas oportunidades, Bonnie cae en manos de la ley y en la cárcel escribe uno de sus poemas “La Historia de Sal, la suicida”, un relato sobre una historia entre una reclusa llamada Sal y un tal Jack, a quienes, suicidio aparte, puede relacionarse con la autora y su amante.
Fue un 23 de mayo de 1934 cuando la pareja de la escritora y el forajido se disponía a cruzar un camino de Gibsland, Luisiana, EE.UU., que resultó ser traicionada por el padre de uno de los integrantes de la banda Henry Methvin, quien los entregó a la lluvia de balas del sheriff Jordan y su equipo.
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