En el año 1955 la firma Colt presentó su modelo de lujo: el Python. Desde un comienzo y gracias a su fina terminación y bellas líneas, se constituyó en un arma más que deseable para cientos de miles de usuarios. La prensa especializada no dudaba por ese entonces en calificarlo como “el Rolls Royce de los revólveres”. La perfección de su cañón y el reducido espacio entre el tambor y el cono de forzamiento (gap), sumado al esmerado ajuste casi artesanal, hacían que este nuevo producto de la marca del caballito fuese sumamente preciso.
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Cuando fue diseñado, la idea era presentar un revólver target recamarado para el .38 Spl, pero el auge en ese entonces del nuevo cartucho .357 Magnum hizo que la Colt se decidiera por este último calibre. A las versiones con un bello pavón azulado (Royal Blue) se le agregaron modelos niquelados y, posteriormente, versiones en acero inoxidable. Los cañones eran de 8, 6, 4 y 2,5 pulgadas de longitud, pero también existió una edición especial de apenas tres pulgadas con muy pocos ejemplares. Su precio elevado –en relación a modelos de la competencia– no pareciera haber afectado el lanzamiento, ya que sin duda fue un éxito comercial.
La polémica
A pesar de todo lo antedicho, el icónico modelo de la Colt comenzó a cosechar críticas de muchos de sus usuarios, sobre todo de aquellos que utilizaban sus armas con bastante frecuencia. Las potentes cargas del .357 Magnum provocaban un desgaste prematuro en las ajustadas piezas, haciendo que el tambor fuese perdiendo la alineación con el cono de forzamiento del cañón, lo que provocaba un trafile del proyectil y que esas pequeñas partículas metálicas rociaran molestamente al tirador.
Muchos usuarios experimentaron el comienzo de este problema a partir de los 500 disparos y –de seguir utilizándolo, lo que aumentaba el desgaste y la falta de alineación– hasta se dieron casos en que el arma no disparaba por no haber percutido en el centro de la cápsula fulminante. Pero en los Estados Unidos todo se solucionaba fácilmente (hoy en día es igual en muchos rubros): cambiando la pieza desgastada, que volvía a presentar ese problema luego de un uso continuo. La brecha entre los usuarios fanáticos del Phython y aquellos que marcaron sus defectos se agudizó con el tiempo, a tal punto que aún hoy perdura.
Más allá de la controversia, para este año Colt anunció el relanzamiento de su legendario revólver, esta vez solamente construido en acero inoxidable con cañones de 4,25 y 6 pulgadas de longitud, y con más años de investigación y desarrollo. “Sabemos que el Colt Python es una de las armas de fuego más queridas y coleccionadas en la historia de los Estados Unidos, y los entusiastas han exigido su relanzamiento”, comentó Justin Baldini, director de producto de Colt. “Por eso nos tomamos nuestro tiempo, ya que necesitábamos asegurarnos de que el aspecto y el rendimiento de este rediseño cumplieran con su nombre legendario”.
Así es el nuevo modelo
El equipo de innovación de productos Colt modificó el nuevo Python y realizó pruebas rigurosas, asegurando que cumple con las demandas, tanto de tiradores como de coleccionistas. Para ello efectuó numerosas mejoras a fin de reforzar el revólver, incluido el uso de aleaciones de acero inoxidable más resistentes y una mira trasera rediseñada para poder aumentar el espesor del puente debajo de ella. También minimizó la cantidad de piezas en la acción de la cola del disparador, simplificando el mecanismo y elevando su confiabilidad. “El proceso de prueba incluyó más de 40.000 disparos en un solo Python”, afirmaron los responsables de su relanzamiento.
Sin duda, esta presentación será recibida con mucho beneplácito por los usuarios de la marca del caballito y, sobre todo, por aquellos fanáticos del Python, aunque en el fondo todas esas modificaciones signifiquen un reconocimiento tácito a los problemas que presentaba la versión original. Con un precio en su país de origen en el orden de los U$S 1.500, pienso que será muy difícil ver alguno disparando en nuestro país.
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