Wednesday 24 de April de 2024
4X4 | 04-11-2017 09:09

Iniciación al vértigo off road

Muy cerca de Necochea, los 300 m de pendiente de un médano con una inclinación próxima a los 35º, resultan ideales para vivir las primeras experiencias en la arena. Galería de imágenes.
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Al sur de la provincia de Buenos Aires, entre Necochea y Tres Arroyos, a unos 550 km de la Capital Federal, se encuentra una zona de playas poco conocida pero muy particular. Resulta que la costa en este lugar, vista desde un mapa, pero imperceptible para percatarse in situ, hace como una especie de bahía, es decir, el mar se mete hacia el continente aumentando la temperatura del agua en varios grados. Es muy común observar desde la costa a las ballenas haciendo un descanso en su camino al sur año tras año.

Este balneario se conoce como Punta Desnudez, y está ubicado a 13 km de Orense. Se trata de un pueblo muy pequeño y agreste, que en el censo de 2010 contabilizó 77 residentes permanentes.

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El Balneario Orense o Punta Desnudez es un paraíso agreste, virgen, donde las playas extensas forman un círculo y el horizonte se funde en la inmensidad del mar. Con dunas naturales que edifican en la costa un particular paisaje de ensueño.

Hace algunos años, relevando la zona para travesías 4x4, encontramos en el balneario Orense el hotel Punta Desnudez, ubicado frente al mar, que cuenta con unas 17 habitaciones, la gran mayoría con una excelente vista y un servicio gastronómico de primer nivel. Desde aquel entonces hasta el día de hoy, este lugar se convirtió en nuestra base de operaciones para todas las travesías que hacemos por la zona. Resulta un lugar paradisíaco que vale la pena conocer y disfrutar. Obviamente, durante la temporada de verano. El invierno también es implacable con este paraje.

La travesía

La travesía a Punta Desnudez es de 3 noches. La llegada es libre, pero lo ideal es acomodarse lo más temprano posible el primer día porque es el único momento de relax que hay. A medida que se presentan los participantes, Ana, la dueña del hotel y gran amiga, recibe a cada uno de los huéspedes con especial simpatía, les asigna las habitaciones y los prepara para la primera cena en el hotel, donde todos quedan perplejos por la cantidad y calidad del servicio gastronómico. Un consejo: no comer demasiado, porque a la tercera noche uno ya no da más y se pierde algunas de las exquisiteces que brinda el establecimiento.

A la mañana del segundo día continúa la oferta gastronómica con un excepcional desayuno, que se repite durante toda la estadía. Muy temprano salimos en caravana rumbo al norte con un objetivo: llegar a la duna más grande de la costa, el majestuoso Médano Blanco. El objetivo no es fácil, son más de 70 km en línea recta y hay que atravesar 3 arroyos que descargan al mar, subir y bajar acantilados y, en la última parte del recorrido, atravesar grandes dunas. La idea siempre es arribar antes de almorzar. Como el objetivo es exigente andamos prácticamente sin parar, dejando tremendas dunas de lado.

Sobreviene la duda

Al venir al Médano Blanco y ver la bajada de más de 200 m, la pregunta es recurrente: “¿No pensarás que vamos a bajar por acá, no?” La respuesta genera comentarios y, para aflojar un poco los nervios, aplico las técnicas de seguridad en conducción 4x4 referidas a descenso de pendientes pronunciadas (ver Weekend Nº 535). Los participantes, en su mayoría principiantes en el mundo off road, al ver que si seguían con atención las instrucciones podían bajar con seguridad, se animaron y así empezaron los descensos.

Tras la primera bajada, subimos por el costado y volvemos a tirarnos un par de veces hasta que el almuerzo llama. Si el día está lindo, a la playa; si hay viento, al bosque. Al terminar de comer, partimos hacia el Sur para intentar llegar al hotel de día. Si todo sale bien, alrededor de las 19 hs estamos de regreso con Ana, quien nos espera con café y cosas dulces para matizar el regreso de una jornada de más de 12 horas de aventura.

El segundo día es menos exigente, pero mucho más adrenalítico. Salimos después del desayuno y comenzamos una travesía 4x4 que consiste en trepar todos los médanos del lugar, cada vez más grandes y con mayor dificultad, pero en este tramo final de la travesía, tras la gran aventura del día anterior, cada piloto se siente experimentado y hace que la jornada sea de disfrute y diversión.

Un consejo: la arena es una superficie divertida, ágil y dinámica, pero nunca debemos faltarle el respeto, porque es ahí cuando corremos grandes riesgos. Sobre todo al final de la travesía, cuando uno ya está confiado, puede venir el golpe o el accidente. Por este motivo, en cada salida vamos regulando la intensidad y, sobre el final, circulamos un 50% más despacio de lo que creemos seguro, así evitamos accidentes innecesarios. Un consejo válido para tener en cuenta no solo en Médano Blanco, sino en todas nuestras travesías a sitios desconocidos.

Nota completa publicada en revista Weekend 541, octubre 2017.

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