Imaginarse un desierto de arena es sencillo, seguramente lo hemos visto decenas de veces. No requiere esfuerzo mental. Pero representarse un desierto de piedras es más complejo, porque resulta poco frecuente cruzarse con uno: hay que salir a buscarlo. La buena noticia para los amantes de las travesías off road en roca es que en Córdoba encontramos uno donde se realizan maniobras muy técnicas, de tanta destreza que se recorren menos de 5 km por día de 8 horas de marcha.
El hallazgo, en realidad, pertenece a la empresa organizadora de travesías Mainumby4x4, la que una vez al año convoca a quienes se atreven a desafiar las piedras picantes (así llaman al circuito; ver video) en el Valle de Traslasierra. A su camioneta nos subimos para compartir la experiencia, que comienza con una cena de bienvenida en un restaurante local de gastronomía chuncana. El plato en esta oportunidad, jabalí a la cerveza negra sobre colchón de puré elaborado con leche de cabra.
Cómo manejar por las piedras
La comida transcurre con sorteos, muchos obsequios, entrega de handies para que todos vayan comunicados durante la travesía, y una charla técnica acerca del desarrollo de cada uno de las tres jornadas que vendrán por delante. La primera clave que resalta Verónica Romaña, directora de la organización, es bajar la presión de los neumáticos a 28 libras, porque “en esta zona las piedras no son filosas, difícilmente cortemos una cubierta; por el contrario, precisamos que la banda de rodamiento copie el suelo para lograr mayor adherencia. Y más aún con el pronóstico climático vigente, que anuncia lluvia. Si la camioneta se desliza imprevistamente es factible rayar, y no es la idea, en Mainumby4x4 cuidamos de los vehículos y de la seguridad de sus ocupantes”.
El segundo punto para transitar seguro entre las piedras tiene que ver con el spotter, la obediencia y la calma. Veamos... “En piedra es fundamental andar despacio, muy despacio, obedeciendo las indicaciones de quien nos guía desde afuera de la camioneta, persona que en la jerga se denomina spotter. Muchas veces va a parecer que estamos con una o dos ruedas en el aire... ¡Y sí, eso va a ocurrir!
Otras vamos a tener la sensación de estar al borde de un abismo, algo poco probable, pero como nuestra imaginación es amplia eso será lo que sentiremos, porque no veremos donde pisan los neumáticos y tendremos la percepción de caer al vacío. De ahí que la importancia de prestarle atención al guía y seguir sus indicaciones, siempre a marcha muy lenta y tranquilos para poder sortear los escollos. Desde ya que los acompañantes se pueden bajar y darles indicaciones a su piloto, siempre que lo hagan con precisión, eso también forma parte de la travesía”.
A las 9 de la mañana partimos del hotel y minutos después ya estábamos rodeados por 150 hectáreas de piedras casi vírgenes para el off road. A simple vista no había camino ni huella ni senda, solo piedras y más piedras a través de las cuales parecía imposible pasar. La clave estaba en atender las indicaciones de Daniel –el dueño del campo privado– para pisar por donde debíamos y no alterar el medioambiente ni los vestigios comechingones y, a su vez, en seguir las indicaciones de Romaña en cuanto a las técnicas de conducción, las que explicaba piloto por piloto, ventanilla por ventanilla, según las dificultades del terreno para que todos los vehículos salieran ilesos de esta intrincada geografía.
Durante las dos primeras jornadas la escuché decenas de veces repetir: “avanzan en primera de baja sin tocar el acelerador y atentos a las indicaciones que les voy a ir haciendo con las manos. Los giros son suaves y algunas maniobras exigirán ir marcha atrás. Ustedes, tranquilos”. Centímetro a centímetro, camioneta por camioneta el primer y el segundo día avanzamos de una manera muy, muy técnica y divertida. Se notaba en la cara de los siete conductores –varios sin experiencia– y en la de sus acompañantes que filmaban cruces de ejes, giros finitos y algunos remolques con eslingas. Si dos condimentos no faltaron fueron la lluvia y la oscuridad de la noche: jalapeño con merkén para unas piedras ya de por sí picantes.
Gastronomía caliente en travesía: un plus de lujo
Tampoco escaseó la gastronomía: asado campero, cabrito a las brasas, locro, empanadas caseras, pastelitos, tiramisú, ravioles de vizcacha, guiso de lentejas para combatir el frío, panqueques con dulce de leche y una humita de cordero como cena de despedida.
El tercer día fue el más relajado, quizá para descansar de dos jornadas intensas: llegamos hasta la cola del dique La Viña por un angosto camino de servidumbre de paso que hubo que abrir a machete para que las camionetas no rayaran. Allí nos esperaba una picada de media mañana frente a la vista panorámica del espejo de agua. Pendiente quedó el vadeo del río Los Sauces, crecido y traicionero a causa de las últimas lluvias. Pero como fin de travesía visitamos a una fábrica artesanal de licores donde nació la banda musical Sumo, la de “La rubia tarada, bronceada, aburrida...”. Tres días inolvidables para registrar en la bitácora de experiencias al menos una vez en la vida.
Más info: Mainumby4x4, Cel.: (011) 6036-1111. Web: mainumby4x4.com | E-mail: [email protected] | Facebook e Instagram: @mainumby4x4
Calendario de próximas travesías: a la laguna El Cuerno, La Rioja, en octubre. Y Atacama + NOA en noviembre.
Agradecemos la colaboración de la Secretaría de Turismo de Mina Clavero.
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