Calidad significa hacer lo correcto cuando nadie está mirando”, la frase es de Henry Ford y aplica a infinidad de aspectos en la vida. También a las eslingas y cintas de amarre si la extrapolamos al off road. Somos muchos los que en el terreno hemos padecido la rotura de estos elementos. Más simple que eso: ¿cuántas veces rezongamos porque nuestro equipo (bidones, palas, hi-lift, tablas de desatasco) sujeto sobre la baca se afloja durante un viaje?
“La clave es sencilla –explica Nicolás Herreros (45), titular de la empresa Cintas de Amarre AG–: es imposible hacer un producto barato masivo, porque lo correcto es testear la calidad final de cada cinta antes de sacarla a la venta. Así trabajamos nosotros, y eso se descompone en dos vectores: tiempo y materia prima de excelencia”.
¿Y cómo distinguir a simple vista una buena cinta de amarre o eslinga de otra que no lo es? La primera simplificación es evitar comprar estos elementos en supermercados, sino hacerlo en comercios especializados. Pero esto tampoco garantiza absoluta calidad, porque muchos los importan de Oriente y, en búsqueda de un precio competitivo, relegan ese primordial atributo.
Las primeras dos cuestiones que hay que observar son el espesor de la cinta y su tramado. Si al tacto el cuerpo es blando y se dobla, no tiene resistencia. Una buena cinta de amarre debe ser de polipropileno (no se estira), de tramado pesado (apretado), tener por lo menos un milímetro de espesor y un pase (ancho) de 25 mm. Eso asegura unos 180 kg de fuerza a la rotura, más que suficiente para cualquier equipo que se lleve a bordo, incluido un kayak. En el caso de que se requiera algo más sólido, el salto sería a 40 mm de ancho y 3 mm de espesor, que soporta 600 kg, ideal para sujetar motos y cuatriciclos sobre un tráiler, por ejemplo.
En cuanto a longitudes, los modelos estándar vienen de uno, tres o seis metros. Tener en cuenta no dejar flameando el excedente de cinta, siempre anudar el extremo en algún lado para que no vuele ni dañe la pintura del vehículo.
Costuras de las eslingas
Hay otras dos claves fundamentales en todo este proceso: las costuras y las hebillas. Lo primero salta a la vista. “La gran mayoría de las costuras son simples (una sola pasada) y longitudinales –remarca Herreros–. Un error conceptual si pensamos de qué manera tracciona una cinta o eslinga. Lo correcto es que el hilo atraviese cinta en sentido perpendicular al de tiro, de esta forma el hilo traba y no cede al esfuerzo. Física pura.
El otro detalle es la cantidad de pasadas de máquina de coser. Casi todas tienen dos, con puntadas largas e hilo grueso, lo que al golpe de vista denota fortaleza. ¡Error! Una eslinga de excelencia debe tener múltiples costuras transversales con hilo especial de alta resistencia, es decir, un rectángulo con varios cruces intermedios en forma de X y decenas de pasadas perpendiculares en cada extremo. Eso sí garantiza resistencia. Y según la cantidad de toneladas a eslingar, seleccionar modelos con doble costura (dos rectángulos con las características indicadas) y refuerzo en el ojal”.
Hebillas de atraque
¿Hay de peor y de mejor calidad de dientes de ajuste? “Por supuesto –responde Herreros–, y este detalle es fundamental en una cinta de amarre. Pero, ¿cuál es el verdadero diferencial? La prueba de las hebillas antes de coserlas. Ese es el legítimo salto de calidad. En AG testeamos una por una. ¿Sabés cómo te queda el dedo pulgar...? Hebilla que no aprieta como corresponde se descarta. Hemos devuelto bolsas enteras al fabricante (nacional) porque no cumplen con nuestros estándares. Y esa es una diferencia fundamental respecto de otros productos importados o confeccionados en nuestro país, más allá de la hebilla en sí misma. Una gran parte de ellos no llega a los patrones mínimos que requiere la actividad off road, en realidad a los de casi ninguna actividad. El volumen hace al precio, no a la calidad. Probar 5.000 hebillas, una por una de manera artesanal lleva horas, y eso tiene un costo. Y también la satisfacción de que los usuarios regresan por más cintas y eslingas. Volvemos al principio: a simple vista es posible que dos productos tengan hebillas similares (y hasta iguales), pero resulta imposible hacer uno barato y masivo. La calidad final se descompone en dos vectores: tiempo y materia prima de excelencia”.
Finalmente, algunos detalles acerca de las eslingas. Al igual que las cintas de amarre, la calidad se mide por su tenacidad. Si el tejido es blando, no es bueno. El correcto debe ser poliéster, pero también se venden de algodón (mucho más económicas). Entonces... poliéster de alta tenacidad con 12 % de elasticidad y 3 mm de espesor es lo es lo que debemos buscar (las eslingas, a diferencia de las cintas de amarre, deben ser un poco elásticas). Medidas: 50 mm de ancho para arrastrar 5 toneladas, 100 mm para 10 toneladas, cualquiera de ellas en tres, cinco o nueve metros de longitud, acorde a la necesidad.
Al momento de los cálculos, considerar que tirar de un vehículo encajado multiplica su peso por dos, tres o cuatro (evitar los chicotazos para no llevarlas al límite de rotura). Costuras: reforzadas transversales, como ya explicamos. Y a modo de cierre, un proverbio francés: “El precio se olvida, la calidad permanece”. Entrenamos el ojo para buscar esos pequeños detalles que hacen la diferencia.
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