Cualquiera que haya viajado un par de veces en algún vuelo comercial habrá notado que durante el despegue y el aterrizaje las luces del avión tienden a atenuarse. Este hecho, que para muchos puede pasar de ser desapercibido tiene que ver con una medida de seguridad pocas veces explicada.
En un contexto donde la iluminación cambia de forma abrupta, los ojos humanos tardan varios minutos en adaptarse correctamente. Algunos incluso pueden necesitar hasta 30 minutos para ver claramente en la oscuridad. En una emergencia, este tipo de readaptación podría significar la diferencia entre la vida y la muerte. Si los ojos de una persona ya se han adaptado, entonces puede reaccionar más rápido durante un apagón o una emergencia. Además, la luz de la cabina más tenue significa que las marcas de emergencia son más visibles.
Seguramente pocos lo sepan, pero la mayoría de los accidentes ocurren durante las maniobras de despegue y aterrizaje, por lo que atenuar las luces permite que los pasajeros estén completamente preparados para actuar en caso de una emergencia. Esta cuestión es también el motivo por el que deben levantarse las persianas de las ventanas. Así los ojos pueden adaptarse a la luz natural del exterior, ya sea de día o de noche, y las personas están preparadas para cualquier situación en caso de que deban salir del avión rápidamente.
Obviamente, todo lo aquí detallado corresponde al momento de despegue y de aterrizaje. Cuando se atenúan las luces durante los vuelos nocturnos, se hace simplemente para ayudar a dormir a los pasajeros y ajustar sus relojes corporales.
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