Es común que los hoteles que se encuentran en Punta Cana sean resorts all inclusive que ofrecen piletas y playas privadas para hacerle frente al calor reinante (entre 26 y 34 °C, por lo que la mejor temporada para viajar es en inverno, de diciembre a abril). Existe una mini ciudad costera, a modo de barrio cerrado, que se llama Cap Cana y es donde se encuentra el maravilloso Margaritaville Island Reserve by Karisma, que posee la segunda playa de este relevamiento: Juanillo, un espacio donde las reposeras fueron cambiadas por símil botes con colchonetas y almohadones, ubicados de manera lateral a camastros bien equipados y con toldos para velar del fuerte sol.
Es un sector muy tranquilo y relajado, con un bar cerca pero, apenas a unos metros están también las piletas de los sectores familiares y solo para adultos (ésta es enorme), amparadas a la sombra de palmeras. Aquí las actividades son compartidas de acuerdo a las ganas de cada uno: puede ser una fiesta de la espuma en la que se divierten grandes y chicos, y que arranca con un grupo de bailarines que invitan a sumarse a la pileta, o zumbatones (para bailar en la orilla) como parte de su programa diario en el que se incluye la provisión de elementos para practicar deportes acuáticos no motorizados (kayak, snorkel y tablas de remo), hasta aprender los rudimentos de buceo en la piscina o simplemente ser parte del entrenamiento funcional, jugar al vóley en la playa o hacer aqua fit. Pero la que se lleva todas las reservas de turnos es la cancha de pickleball, una combinación entre tenis y paddle, con algo de bádminton, que se practica entre dos y cuatro jugadores. ¡Hay que probarlo!
Acá los huéspedes son recibidos con un helado de cóctel Margarita en un aireado y colorido lobby, antes de ir a las espaciosas habitaciones, algunas de las cuales tienen pileta privada (tanto en las de planta baja como en eñ segundo piso). Como todo está incluido, en el frigobar solo tenés agua pero te asignan 2.000 puntos por noche que podés cambiar en una tienda interna por las golosinas que más te gusten o, antes de irte, por recuerdos.
Por la noche hay teatro, recitales en su plaza central (Entertainment Village) que conecta los seis restaurantes del complejo: The Boathouse, donde sirven el desayuno más abundante que vi en un hotel; la cervecería Landshark (foto arriba), que tiene su propio alambique y merece una visita guiada que se hace diariamente a las 17; Frank y Lola´s Italian Trattoria; JWB Srealhouse, para disfrutar de los cortes preferidos de carne asada; Mon So Wu de platos orientales y el pool club Rum Runners, especializado en platos típicos dominicanos. Además hay una barra central y enorme, rodeada de sillas de un lado y de cómodos sillones del otro, para sentarse a charlar al fresco, con el nombre de Punch Bar & Lounge. Ah, el Wi-Fi funciona de maravillas en todo el complejo.
Entre las amenities está el spa St. Somewhere, donde se ofrecen tratamientos, masajes y un circuito hídrico super relajante. Y el Fitness Center para entrenar a gusto. Es un espacio encantador, relajante, ameno y con todas las comodidades. Todo el lugar es ideal para unas vacaciones en familia, en pareja o con amigos, ya que para todos tiene espacios especiales. De todos modos, la convivencia es relajada y muy muy amable, tanto entre los huéspedes como por parte del personal, siempre sonriente. Y tienen un precio especial para Latinoamérica de U$S 164 y 176 para el alojamiento familiar y el adultos, por persona y por noche si se lo contrata hasta el 8 de noviembre y se usa al 31 de marzo inclusive. Para no dejarlo pasar
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