”No podemos esperar hasta que llegue la vacuna”, afirma el director general saliente de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) Alexandre de Juniac, pensando en acelerar la recuperación en los próximos meses de la industria aeronáutica privada con ayuda de los test rápidos de coronavirus. La pandemia afectó duramente a las compañías aéreas casi todo este año, pero hasta el momento solo unas pocas han desaparecido. Las cifras globales del negocio son estremecedoras: en 2019 volaron 4.500 millones de personas mientras que solo 1.800 millones lo hicieron este año.
La merma del 60,5 % de pasajeros hizo derrumbar la facturación de las aerolíneas, según información de la IATA. Las pérdidas alcanzarían unos 118.500 millones de dólares. Y aquí no está incluido el rojo de la muy golpeada industria aeronáutica ni de los aeropuertos y sus numerosos prestadores de servicios. Los aeropuertos alemanes registrarían en 2020 y 2021 pérdidas por
3.000 millones de euros (unos 3.672 millones de dólares), según la asociación que los nuclea, ADV, que estima que cerca una cuarta parte de sus 180.000 puestos de trabajo directos está en riesgo.
La IATA espera que la demanda de billetes aéreos se recupere para mediados de 2021 solo si las vacunas contra el coronavirus, que están empezando a ser aprobadas, se distribuyen rápidamente y además se permite viajar a un número significativamente mayor de pasajeros con la ayuda de test rápidos negativos. De acuerdo con las estimaciones de la asociación, la facturación podría subir el próximo año a 459.000 millones de dólares, mientras que las pérdidas quedarían limitadas a cerca de 39.000 millones. A tenor de estos pronósticos, alrededor de 12.000 millones de dólares tendrían que ser asumidos por las aerolíneas europeas porque, debido a sus pequeños mercados internos, dependen más de los negocios internacionales que las compañías estadounidenses, rusas o chinas.
Los expertos tienen en claro desde hace tiempo que el negocio de las rutas de media distancia se recuperará más rápido que el de las de larga distancia, ya que es más probable que se reanuden antes los viajes por turismo que los que se realizan por motivos de negocios. Por otra parte, el coronavirus le dio un fuerte impulso a la digitalización de la actividad aerocomercial, lo que hará que muchos viajes de negocios costosos parezcan superfluos en un futuro. La Asociación de Viajes de Negocios de Alemania (VDR) espera sin embargo una considerable demanda acumulada por la necesidad de realizar reuniones personales.
Además, es probable que aumente el gasto por viaje. Según el barómetro VDR, alrededor del 80 % de las empresas cree que
la planificación será más complicada y los costos más altos. El 90 % querrá en el futuro comprobar más de cerca qué viajes son
realmente necesarios. La industria de las aerolíneas ha demostrado su relevancia en la economía globalizada durante la crisis del transporte de carga aéreo, que se espera que registre un nuevo impulso con la distribución mundial de las vacunas contra el coronavirus. Aunque casi la mitad de la capacidad de carga se eliminó debido a la falta de vuelos de pasajeros, los ingresos por transporte de mercaderías aumentaron considerablemente hasta casi 118.000 millones de euros, lo que rescató financieramente a algunas compañías aéreas.
Los pasajeros encontrarán el año próximo una oferta de conexiones reducida, ya que las aerolíneas solo volarán cuando puedan cubrir los costos directos del vuelo. Algunas ciudades solo se pueden alcanzar con un vuelo con escala en centros de conexión. Los costos de los tickets aéreos bajaron durante la crisis de coronavirus en aviones con baja tasa de ocupación, al tiempo que la aerolínea low cost Ryanair amenazó con lanzar una agresiva campaña de precios para el reinicio de la actividad.
Las aerolíneas padecen una muerte lenta, si es que la tienen, ya que la mayoría porta además el prestigio nacional. Los gobiernos han inyectado en lo que va del año cerca de 173.000 millones de euros a sus aerolíneas nacionales. Según señala Juniac, la IATA estima que se realizarán nuevas transferencias de fondos por hasta 80.000 millones de euros. Uno de los principales candidatos a recibir nuevos aportes multimillonarios es Air France-KLM. El Estado francés ha expresado su decisión de inyectar más fondos, según informó el periódico Le Monde.
La alemana Lufthansa, parcialmente estatalizada, se financia en tanto con fondos frescos en el mercado privado de capitales con el fin
declarado de devolver la muy cara inversión estatal de 9.000 millones de euros. El grupo ha dejado cientos de aeronaves en tierra. Los grandes aviones de cuatro motores y alto consumo de combustible como el Airbus A380 o el más antiguo Boeing Jumbo 747-400 fueron retirados del servicio y también se comenzó a reducir la plantilla. Tras la venta del negocio de catering en Europa, aún trabajan 109.000 personas en la aerolínea germana, que no ha anunciado despidos, al menos en su compañía matriz en Alemania. Acordó con los sindicatos de auxiliares de a bordo y personal en tierra medidas de ahorro y programas de retiros que deberían hacer innecesarios los despidos. El presidente de Lufthansa, Carsten Spohr, alertó que si la situación continúa sin cambios,
deberán ser irse mil de los 5.000 pilotos de la compañía.
dpa
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