Habituado a los desafíos más arriesgados, el reconocido mago estadounidense David Blaine volvió a sorprender al mundo con su último e impresionante truco: voló sobre el desierto de Arizona (EE.UU.) colgado solamente de 52 globos de helio, al mejor estilo de "Up", la exitosa película animada de Walt Disney que relata las aventuras de un vendedor de globos de 78 años dispuesto a cumplir su sueño: atar miles de globos a su casa y volar a Sudamérica.
Durante su arriesgada prueba, a la que bautizó “Ascension”. Blaine logró mantenerse suspendido en el cielo de Arizona durante más de 45 minutos, y tras rozar los 30 mil pies de altura –la misma a la que llegan los aviones comerciales-, tiró de una cuerda y empezó su espectacular descenso en paracaídas. “Aunque parece una escena del sueño de cualquier niño, Ascension era uno de los actos más ambiciosos de mi vida. Afortunadamente, funcionó de la mejor manera. Mientras estaba en el cielo, mi vista era la más increíble del mundo”, afirmó tras el logro.
Si bien en un primer momento el evento se iba a desarrollar sobre el río Hudson en Nueva York, las condiciones climáticas lo obligaron a cambiar de locación, por lo que Blaine y su equipo optaron por el hacerlo en el condado de Arizona. Para poder realizar su nuevo y riesgoso sueño, Blaine tuvo que realizar 500 saltos desde un avión, obtener una licencia de globo aerostático y aprender a leer los patrones de viento.
El sueño de volar… solo con el cuerpo
Mientras llevaba a cabo su nuevo desafío, el ilusionista siempre estuvo comunicado con su equipo que monitoreaba su estado y altitud e, incluso, hasta se dio el lujo de hablar por teléfono con su hija Dessa. Y, antes de descender, respiró hondo mientras los hombres de seguridad lo guiaban por radio, mientras estaba conectado a un tanque de oxígeno ubicado en la estructura del globo.
“Quería ir a donde vuelan los aviones. Quería subir y convertirme en un puntito en el cielo. Eso es exactamente lo que ensayamos. Fue realmente hermoso de arriba a abajo”, concluyó el mago que, en 2012, había logrado mantenerse 72 horas de pie sobre un pilar en Nueva York recibiendo fuertes descargas eléctricas.
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