Si algo faltaba en un mundo regido por el coronavirus era pensar en tsunamis y terremotos. Sin embargo, alguien que estaba sentado frente a la playa junto a su familia lo hizo: “Qué pasaría si en estos momentos vendría una ola gigante”, se preguntó, y ahí comenzó a pergeñar su cápsula de supervivencia: un invento destinado a salvarle la vida. El autor del proyecto es Julian Sharpe, ingeniero aeronáutico, quien junto con otro grupo experimentado de colegas presentó el proyecto en el concurso Create the Future 2011 de la NASA y ganó un puesto entre los diez primeros finalistas. Desde entonces la empresa ha crecido lo suficiente para contar al día de hoy con cinco modelos diferentes (para dos a diez personas) que parten desde los U$S 15.000.
Diseñada según los estándares aeroespaciales y construida con un marco tubular aluminio de grado aeronáutico, la Survival Capsule está hecha para resistir tsunamis, terremotos, tornados y huracanes. Esencialmente es una bola grande y reforzada para proteger a los pasajeros de las fuerzas extremas de las olas y de los escombros que las acompañan, con un marco de aluminio tubular expuesto en el interior y espacio solo para lo esencial para la supervivencia. Es lo suficientemente ancha como para que dos personas se sienten juntas, con el espacio restante detrás y debajo de los asientos dedicados al almacenamiento de suministros para cinco días: alimentos, 10 litros de agua por persona y 60 minutos de aire. Por fuera está revestida con el mismo aislamiento cerámico plateado que se utilizó para proteger el transbordador espacial cuando volvió a entrar en la atmósfera de la Tierra, aunque de color naranja brillante y reforzado para soportar todo lo que un desastre natural puede traer: penetración de objetos afilados, exposición al calor, impacto de objetos contundentes y desaceleración rápida.
Sin alimentos, ¿cuánto tiempo podemos vivir?
Comentarios