El 22 de febrero La Angostura Digital publicó la noticia acerca de un encuentro entre un puma y un habitante de Villa La Angostura durante una caminata por el bosque a 13 km del casco urbano. Fue un mirada cara a cara pasadas las siete de la tarde, a 15 metros de distancia. La protagonista de la anécdota –Alex Tersoglio– había dejado su camioneta sobre la ruta y se había puesto en marcha a pie por un sendero de montaña junto a su perro “Darwin”, un cachorro de tres meses. Todos se quedaron paralizados durante varios segundos que parecieron eternos, pero ella recordaba algunas normas de los protocolos de seguridad contra los pumas y las puso en práctica.
- En términos generales y por su naturaleza, los pumas evitan a las personas, por lo que el ataque de un puma a un ser humano es un evento muy raro. De todas formas hay que caminar siempre atentos y no confiarse. Ellos reconocen los sectores y senderos por donde transita la gente y tienden a evitarlos, por eso es necesario no alejarse de esas huellas y de los sectores habilitados.
- Los momentos de mayor actividad de estos animales son durante el amanecer y el atardecer.
- Las actitudes que representan un mayor riesgo de ataque del puma son: andar solo, correr, moverse bruscamente, estar agachado, sentado, en cuclillas o acostado.
- Por su tamaño, los niños corren un riesgo mayor que los adultos, ya que resultan una presa más fácil.
- Las mascotas pueden atraer a los pumas y la basura tentar a otros animales que son presas del puma.
- La forma de atacar a sus presas es acechándolas. Y los movimientos rápidos de su presa asustada son un incentivo para el ataque. Por eso los movimientos a realizar deben ser opuestos (caminar lento, nunca correr), para así evitar ser confundidos con una presa y aumentar las posibilidades de un ataque.
- Un palo o una rama gruesa pero fácil de maniobrar suele ser efectiva para disuadir un ataque y para defenderse de un puma.
- En lo posible es importante no moverse en solitario por zonas donde pueda haber pumas. Tres personas juntas es lo ideal, evitando salir al atardecer o al amanecer. Si se camina con niños, asegurarse que permanezcan cerca y que no se adelanten ni retrasen. Si aparece uno, alzarlos por protección y para parecer más grandes. Los niños también deben saber cómo actuar si se encuentran con un puma. Hablar con ellos para que no corran.
- En caso de encontrar algún animal muerto, nunca acercarse, sino más bien alejarse del área ya que puede ser un animal cazado por un puma.
- Siempre y aunque la adrenalina nos supere, es fundamental caminar en forma tranquila de modo de no parecer una presa asustada. Jamás correr, no moverse bruscamente, no agacharse y permanecer de pie durante el recorrido.
- Jamás perder la calma, no acercarse a él ni darle la espalda. Procurar mantenerle fija la mirada, buscar un palo o rama, tenerlo en la mano y retroceder lentamente sin darse vuelta con cuidado de no caer
- Tratar de aparentar ser más grande levantando brazos o abriendo una campera o cualquier vestimenta que haga aumentar nuestro volumen físico.
- Si tenemos que detenernos a descansar, buscar un lugar alejado de obstáculos (rocas, arboledas) donde pueda esconderse un puma.
- Nunca acorralarlo, sino dejarle siempre lugares por donde pueda alejarse fácilmente.
- No tomarle fotos hasta asegurarse que el puma se está alejando. De lo contrario se distrae la atención de las medidas disuasivas.
- Si el animal se está alimentando o está con las crías, su conducta puede ser imprevisible. Recordar que hay que alejarse siempre despacio y de frente a él (caminando hacia atrás).
- Si después de todo lo expuesto el puma no se retira, además agitar una campera u otros objetos que se tengan a mano y hablar fuerte.
- Finalmente, si un puma avanza agazapado, con las orejas hacia atrás, los dientes apretados, zigzagueando y moviendo la cola, todos esos signos indican una inminente agresión. En ese caso se recomienda (una vez más): no correr ni darse vuelta, procurar parecer más grande, agitar los brazos y levantar la campera sobre la cabeza, tener un palo a mano, arrojar piedras y gritar, comportarse agresivo sin demora, demostrándole al puma que uno no es una presa y que puede ser un peligro para él. Si los hubiera, pedir ayuda a los compañeros de viaje, ya que la presencia de dos o más personas suele disuadir el ataque.
- Si se es atacado, defenderse con la ayuda de palos y piedras, peleando con violencia.
- El puma causa la muerte de su presa mediante una mordida sostenida en el cuello a nivel de la tráquea, o en la boca y los ollares, y la muerte sobreviene por asfixia. Aunque las formas de reducir a la presa pueden cambiar dependiendo del tamaño y peso de ésta, de la experiencia del depredador y de las enseñanzas de la madre. Cuando los felinos son muy jóvenes o se enfrentan a presas muy grandes, los lugares y patrones de mordida pueden variar y parecer desordenados o repetitivos.
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