Tuesday 23 de April de 2024
SITIOS EXTERNOS | 07-06-2016 23:22

Feroces lomos negros

La laguna de Sauce Grande resultó el escenario ideal para la pesca de combativos pejerreyes con mosca.
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Histórico santuario pejerreycero, la laguna de Sauce Grande resultaba el equivalente de la Boca del Chimehuin a la pesca de truchas con mosca. Tiempos del pionero Denis Bernay, de matungos monumentales y enormes esfuerzos para trasponer su lejanía. Cuando todo era tracción a remo y un Yumpa (ni hablar un 8 HP importado) resultaba un privilegio reservado a muy pocos.

De adolescente fui testigo del cenit de aquella era dorada en bullangueras excursiones de peñas, a bordo de botes arrastrados en trencito, bajo heladas machazas. El tiempo pasó y definitivamente el mundo ya no es el mismo. Un mundo donde el progreso se volvió cada vez más pequeño, menos misterioso, mientras se fagocita a natura con demencia caníbal.

Sauce Grande no fue ajena, con vaivenes ambientales como la pasada gran sequía que llevó su profundidad promedio de 1,6 m a menos de 30 cm, y amenazó con arruinarla para siempre. Afortunadamente hace tres años las lluvias llegaron, la laguna volvió a llenarse, se restableció la navegación y tras una explosión de vida recobró los bríos pesqueros de antaño. Según nuestro guía Matías Sainz, la población de pejerreyes, lejos de acomodarse, todavía muestra grandes fluctuaciones. La radiografía actual son lomos negros en la zona de juncos, delgados pero con buena estructura ósea. Y en el centro miles de pequeños regordetes, fruto del éxito de los recientes desoves, y que por competencia dificultan la captura de los grandes de siempre.

Entendiendo a Sauce Grande 

Sus fuentes se originan a 150 km de distancia con el río Sauce Grande, naciendo a los pies de las serranías de Ventania. Cerca de la desembocadura en el mar, una estoica muralla de médanos costeros produce la deflación del cauce fluvial y con ello la formación de la laguna. Un espejo que en condiciones normales ronda las 4.500 ha, con su cota a 8 m.s.n.m. y ubicada a solo 4 km lineales del océano. Justamente esa curiosa mezcla de médanos, serranías y pastizales marítimos dibujan un entorno realmente pintoresco.

El lunes elegido nos recibió neblinoso, con una fina garúa londinense, pero de pronóstico soleado pasado el mediodía. Nos acompañaba Federico Madariaga, instructor de tenis y fanático mosquero. Embarcarme nuevamente en Sauce Grande, 25 años después y armado solo con una caña de mosca, devino en profundas reflexiones. Con Matías al mando, conocedor de la laguna como pocos, enfilamos a la cabecera oeste del espejo, donde por el aporte del río Sauce Grande las aguas son cristalinas, casi negras. Allí se extiende una zona de aguas bajas, con interminables callejones de juncos dignos del laberinto de Dédalo.

Nota publicada en la edición 525 de Weekend, junio de 2016. Si querés adquirir el ejemplar, pedíselo a tu canillita o llamá al Tel.: (011) 5985-4224. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.

07 de junio de 2016

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Diego Flores

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