Cada semana recibimos en nuestra mesa de trabajo distintos relatos de pescadores que nos siguen en las distintas plataformas de Weekend. Hay consultas, reclamos y relevamientos, como también mensajes llenos de sorpresa, como el que nos envió Julián Martínez, un cañofilo que tiene a la pesca deportiva como una pasión que lo atrapa.
Julián se acercó tras las vacaciones de invierno a la costanera porteña, a 150 metros del Parque de la Memoria. Volvía a despuntar el vicio tras largos meses, ya que evita el tumulto y la gente amontonada que, muchas veces, se da en estos pesqueros en ciertos momentos de la semana. Encontró un día propicio para intentar la pesca en forma tranquila, con aparejos de fondo, buscando variada, y a flote, tentando al pejerrey, cosa que no logró, ya que sólo se encontraban activos los doradillos. En la línea de fondo y tentado a una lombriz, se prendió un pequeño lenguado, para sorpresa de este aficionado y de los que estaban allí. El ejemplar, de alrededor de 15 cm de diámetro, los confundió de entrada, ya que pensaron en una raya, pero al verlo bien, advirtieron que se trataba de un pequeño lenguadito.
Aunque para estos aficionados su captura los sorprendió, la realidad es que estos pequeños lenguados de río se suelen lograr en el estuario rioplatense, aunque no es una extracción frecuente. Los suelen pinchar los pescadores concurseros, cañofilos que intentan la pesca a cantidad con diminutos anzuelos, principalmente los que trabajan en zona de piedra, como en el muelle de la AAP. Dan con piezas de la palma de una mano, tal como logró Julián, un pescador que recordará esa pequeña captura en un ámbito que siempre nos depara alguna sorpresa, algunas mayores y otras menores, pero que encierra en sus aguas miles de secretos.
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