A simple respuesta, muy difícil pregunta. Uno diría con mucha lógica, por sus dirigentes, por sus socios y por los pescadores. Pero no es tan fácil desandar el camino del por qué. Los clubes más tradicionales situados en el AMBA, hacen magia con sus arcas enflaquecidas por distintos motivos, que no vale la pena mencionar en esta nota, porque usted ya lo sabe. Estas instituciones le buscan la vuelta para mantenerse vivos, promoviendo el ingreso de nuevos socios sin cuota de adelanto, a promociones de dos por uno, la opción de los socios acompañados de invitados y hasta los combos de pago de tres cuotas juntas y una va sin cargo, en fin, mucha ingeniería para pocos dirigentes que mantienen en forma inalterable la misma pasión por su club los 365 días del año. La mayoría de ellos ya tienen sus años y están curtidos en estas lides. Sólo hay unos pocos jóvenes que son incorporados, unos por sus aptitudes y otros vocacionalmente.
En un país impiadoso, donde para ellos no hay subsidios, pagan servicios de luz, agua, gas, tributarios, como cualquier vecino, como el pago de sueldos para los empleados encargados de la manutención de las instalaciones. Realmente, vivimos en un país poco generoso para estas instituciones que sacan a las personas de las vicisitudes que acechan en la sociedad, fundamentalmente a los más chicos, y los introduce en una naturaleza sana y en una actividad deportiva y recreativa, que también es sana.
¿Y si salimos del AMBA ?, a no más de 100 km y en todo el país, también los clubes de pesca sufren, en mayor o menor medida, estas situaciones. De acuerdo a su ubicación geográfica, a sus predios o al rinde de sus pesqueros, viven tiempos donde el poder adquisitivo, tanto para los del AMBA como del interior, se ha devaluado tanto que es obvio que lo primero que se recorta es la distensión, lo recreativo o lo deportivo, y allí entra nuestra afición. Allí vemos como los dirigentes que comparten sus funciones con su propio trabajo de supervivencia cotidiana, hacen picaditos de pesca los fines de semana en las lagunas y arroyos, kermeses, pizza party, choripaneadas, rifas. Sin dudas, cualquier idea que sume un pesito es buena, aunque sean unas pocas chirolas que entren a la alcancía del club.
La crisis de la mojarra
No critiquemos a los clubes, hacen lo que pueden o, para mejor decir, lo que les dejan hacer. Acá, en nuestra actividad, la magia la hacen los dirigentes, los socios y los pescadores. No hay muchos secretos, como le decíamos al principio. Simple es reclamar, complejo es trabajar. Muchos clubes han quedado en el camino, siempre los recordamos por ello, apostemos a sumar y a que se sumen nuevos dirigentes también, sangre joven que convierta el futuro en presente. Porque todos nos hacemos grandes y algún día los clubes ya no podrán contar con los dirigentes de hoy.
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