Este feriado del 20 de noviembre, ante la suspensión de un viaje a pescar tarariras a Uruguay por las inundaciones, decidimos visitar a nuestro amigo Patricio Rodríguez en su ciudad natal: 9 de Julio. Guía en ámbitos de la zona, nos dio el point de encuentro por Google Maps y, para sorpresa nuestra, la cita no sería lejos del pueblo, sino que el encuentro fue en el Parque San Martín, enclavado en el corazón de la ciudad, donde hay una laguna que se alimenta del agua de lluvia de los desagües pluviales de la misma.
Como el titulo dice, 9 de Julio es una ciudad con suerte, ya que tener ese espectacular espejo de agua, con variedades como carpas, tarariras, bagres, viejas de agua y palometas, a sólo 5 minutos del centro, es algo impagable. Un paraíso para todo pescador, una escuela para enseñar a hijos y nietos el deporte que nos apasiona y la posibilidad de poder practicar otras actividades como ciclismo y running.
Piques carperos en el Canal 15
Pasando a lo vivido en esta jornada, en esta ocasión fuimos de la partida Raúl Barera, Carlos Crisci, mi hijo Enzo y mi nieto Vicente Toledo de sólo 7 años. Ni bien llegamos, armamos equipos en distintas modalidades, Raúl y Patricio armaron cañas de fly y con moscas adecuadas decidieron buscar las carpas, el resto, con líneas de fondo armadas para la misma especie, algunas encarnadas con moras y otras, con harinados preparados en forma casera. Nos llamó la atención la cantidad de árboles de moras, y con la fruta cayendo en estos momentos a la laguna, una tentación para las carpas que salen a superficie a comerlas. Pensando en las tarariras, también encarnamos alguna plop con filet de dientudo.
Carpas con mosca, un camino sin retorno
Como suele pasar casi siempre, los locales marcan la diferencia muy rápido, y el primero en tener una respuesta fue Patricio, quién capturó una hermosa carpa en fly, la cual presentó una batalla importante y luego de fotos de rigor fue devuelta a su hábitat como todas las piezas logradas.
Casi al instante del pique de Patricio, llegó la llevada en la caña del pequeño Vicente, que luego de una larga lucha logró la primera carpa de su vida. El poder devolver la captura al agua y la alegría en su cara, nos marcó que vamos por el buen camino los chicos aprendiendo las cosas lindas de este deporte.
Ya para esto, era un día mágico, a lo cual no le faltaba nada. Se conjugaba la alegría de poder pescar en familia y con amigos, en un lugar casi mágico, rodeado de sombra y piques de todo tipo. Habría tiempo para más actividad, llegó el turno de mi caña, con un pique abrupto y la captura de una carpa con el harinado. Y un pique en la plop, que dio la primera tararira del día, de alrededor de 700 gramos, muy peleadora. Vicente lograría otra tarucha de fondo con filet, Carlitos una hermosa carpa con mora, que sería la más grande de la jornada, de unos 2 kg. Así, fue terminando la media jornada de pesca con capturas que se fueron repitiendo. Habría tiempo para una picada, una linda charla y emprender la vuelta temprano a nuestra ciudad.
El lago del Parque San Martín, sin dudas, es un lugar hermoso para visitar, llevar a la familia y enseñar a pescar a los más chiquitos. Un ámbito que toda ciudad vecina seguramente envidiaba sanamente y al que no conoce, les recomendamos visitarlo. Hay que destacar que la pesca en este espejo es con devolución obligatoria de todas las especies.
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