La ciudad de La Paz es, sin duda, sinónimo de pesca y buenos momentos. Sus habitantes son amigables, serviciales, compañeros y todo lo que hace a la buena gente. En estos momentos, por causas del Covid-19 se está sufriendo una merma importante del turismo y las novedades que nos llegan, lamentablemente, son a causa de la extrema bajante que deja al descubierto y sin “secretos” a varios pesqueros muy tradicionales de la zona.
En este caso, La Cortada de Garibaldi y El Granadillo, dos pesqueros de excepción tanto para el dorado como el surubí, desnudaron sus secretos más valiosos, porque mostraron sus raíces y los porqué de cómo pescar en la zona.
El Granadillo es muy buscado para la pesca del surubí. Se trata de un buen pozón en la boca de acceso, un sitio que hoy casi ni agua tiene y que por eso revela sus virtudes. La forma de pescar allí antes de la cuarentena y la bajante era arrojando la morena hacia afuera, dejando que caiga en el pozo. Lamentablemente hoy eso no lo podemos hacer.
En la Cortada de Garibaldi, en cambio, la pesca de dorados es la vedette. Una linda corredera se formaba en su costa oeste, inexistente hoy. Aquí podíamos pescar tanto con señuelos como con carnada, ya sea anclado o a pindá.
Ambos pesqueros se desarrollan en la famosa isla Curuzú Chalí, del lado del río Paraná, una isla enorme que del otro lado recibe aguas del riacho Espinillo. Un ámbito que lamentablemente hoy muestra su lado más vulnerable: un interior casi seco, costas casi irreconocibles y sectores que quizás nunca fueron vistos.
Esperemos que pronto comiencen las lluvias al sur de Brasil para que nuestros ríos vuelvan a tener el caudal necesario para todo tipo de actividad y, principalmente, para que sus islas, se vean como los últimos 50 años.
Agradecemos a Germán Cerrotti por el video que muestra el lugar tal como se encontraba antes de la bajante. Y a Julián de Astilleros La Paz, Anibal Balher y Posta Surubí por su aporte fotográfico para esta nota.
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