Tan solo un par de años atrás, Mar Chiquita de Agustina, en Junín, fue la atracción para el pescador de pejerrey, luego sufrió un desgaste casi lógico, sumado a un bajo nivel de agua y algunas otras cosas que perjudicaron notablemente la posibilidad de obtener buenas y destacadas piezas. Hoy podemos decir que la laguna ha resurgido notablemente y con gran población de flechas de plata de todos los tamaños, cosa que nos alegra y hace pensar en un futuro de grandes expectativas.
Los pejerreyes coparon El Rancho
Como teníamos muchas ganas de relevar parte de la zona oeste de la provincia de Buenos Aires, una charla con nuestro amigo Coco Coccaro nos aumentó las posibilidades de encarar hacia el pueblo de Agustina, lugar donde se encuentra el mencionado espejo. Para llegar a él desde Buenos Aires debemos transitar la Ruta 7 hasta Junín y allí tomar por pocos kilómetros la Ruta 65 hasta la entrada al pueblo. A partir de ahí los carteles nos llevarán hasta el pesquero Llovet, un lugar muy bien cuidado por su propietario y que satisface las necesidades básicas para el pescador: alquiler de botes y truckers, y también bajada para embarcaciones particulares.
Primeros intentos
Llegamos al pesquero muy temprano, con las primeras luces del día, y Coco ya estaba listo con su trucker para salir en busca de los primeros pejerreyes. Fuimos recibidos afectuosamente por la gente del lugar y enseguida cargamos todo para ponerle proa a la primera parada, que sería bien cerquita y contra una de las costas donde moría el viento (vale aclarar que en el lugar existe una bahía que no permite el movimiento que habitualmente necesitamos). Utilizamos todas líneas sin puntero y los lances fueron en dirección a la costa, dejando libre la carga del reel para que la línea camine.
Luego de unos minutos obtuvimos los primeros piques, pero de pejerreyes chicos, de entre 23 y 26 cm. No era lo que buscábamos, pero se notaba que la laguna estaba bien poblada. Así que levantamos el ancla y nos fuimos a garetear más al centro del espejo, donde había más movimiento. Allí sí tuvimos una gran cantidad de piques con pejerreyes de todos los tamaños, con algunos que se acercaban a los 40 y 42 cm, lindos aunque un poco flacos todavía.
Si bien estábamos contentos por esa pesca, el guía quería más. Así que nos hizo acomodar en la embarcación para navegar un buen rato hacia la otra punta de la laguna, esta vez buscando el reparo de la costa pero sin que esté totalmente planchada. Líneas al agua y enseguida vimos unos movimientos debajo del aparejo de Coco: la boya del medio en un movimiento firme y constante se deslizó hacia la derecha y ¡plaf! Borbollón y pejerrey de los buenos clavado apenitas del labio, pero ya teníamos uno de los grandes arriba.
Tiempo de los más grandes
En esta parte la suerte la tuve yo: esperando que la corrida de la boya fuera más continua, cañazo firme a unos 40 m y explotó el agua con un hermoso pejerrey, gordo y peleador. Todos nos estábamos divirtiendo y cumpliendo con la cuota máxima de 25 pescados de medida por pescador. Ya teníamos el relevamiento hecho, con buenas capturas e imágenes, pero el guía aún quería más, así que volvimos hacia un lugar donde hoy pueden verse algunas barranquitas para hacer los últimos tiros.
Anclamos muy despacito para no hacer ruido y todas las líneas, al agua. Hubo que esperar un poco, pero se fueron dando piques de pejerreyes medianitos, que superaban los 35 cm, una muy buena pesca. La verdad, solo podemos decir que ha resurgido un gran pesquero, y que cuando baje más la temperatura del agua, vamos a estar en presencia de una de las lagunas del año, sin duda. Si además tenemos la suerte de que suba el nivel del agua, garantizamos que ascenderá al podio de las tres mejores de la temporada.
Guía de pesca: Coco Coccaro alquila truckers con y sin guía. Atiende grupos y excursiones. Cel.: (02226) 685549.
Podés leer la nota completa en la revista Weekend de mayo de 2019, n° 560.
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