Laguna Larga: patria de las marrones

Nada es permanente. Todo cambia. No hay dos días iguales en la vida. Y en la pesca esto se hace más notable. Se potencia. Son muchísimas las cuestiones que entran en juego. El ámbito, las condiciones del agua, el viento, la temperatura, la luz y un sinnúmero de variables que difícilmente coincidan con las de otro día. Podemos actuar por azar o pálpito, o bien usar la experiencia personal previa y establecer un plan de acción en cuanto a qué hacer, dónde, cómo y con qué. O si no apoyarnos en los conocimientos y consejos de un buen guía de pesca que nos va a allanar mucho el camino. Esta vez nos tocó ser acompañados y guiados por Pablo Narice y José Freeman de Vuela Alto Pescando Fly Fishing, a quienes les debemos una cuota importante de buenas sugerencias e indicaciones en este sentido. Completamos el equipo para pescar en la laguna Larga de Chubut, con Luis Pais, Pablo Buono y Fernando Vargas.

No se trata de un ámbito más, tiene sus particularidades, la principal es que sólo está habitada por truchas marrones. De allí y gracias a la extraordinaria genética silvestre de sus peces, la Dirección de Pesca Continental de la provincia extrae durante el invierno ovas fecundadas para, mediante tareas de piscicultura, repoblar ambientes de la región cordillerana. Se trata de un lago de origen glacial en realidad y no una laguna, a pesar de su nombre. Sus aguas van hacia el oeste, después de desagüar en el lago Futalaufquen, terminan cruzando la cordillera a través del río Futaleufú y finalizan alimentando la cuenca del Yelcho chileno para desembocar en el Océano Pacífico. Está rodeada de bosque húmedo andino patagónico de cohihues y cipreses, que en algunos sectores ha sufrido el rigor de incendios recientes y se encuentra en proceso de recuperación. 

Las truchas de la Larga

Por su altura sobre el nivel del mar no llega a calentar demasiado sus aguas en verano. Sus 40 metros de profundidad máxima y sus productivos bajos y bahías hacen que este espejo produzca mucho sustento para los peces. Lo pequeño y escaso de sus arroyos de desove contribuyen a mantener un equilibrio, evitando que haya sobrepoblación de truchas y por eso las que hay son muy buenas en cuanto contextura física y tamaño. Truchas bien alimentadas, vigorosas, sanas y salvajes. Una ecuación perfecta para el pescador deportivo. 

Nos dividimos en dos botes y comenzamos los intentos en una zona de veriles profundos. Para ello utilizamos varas y reeles de potencia #6 y #7 con líneas de hundimiento, líderes de 6 pies, terminados en tippet de fluorocarbon 0X y 1X (el fluorocarbon tiene la ventaja de una mayor resistencia a la tracción a igualdad de sección que el nylon, mejor resistencia a la abrasión y una menor visibilidad debido a su índice de refracción cercano al del agua) y moscas voluminosas, lastradas y sin lastrar. Las marrones adultas se suelen interesar por grandes bocados. No se trata de un ámbito de cantidad y sí de calidad, por lo que hay que insistir bastante e ir cambiando de mosca de lugar, de tiempos de dejar hundir la línea, de forma y velocidad de estripear (recoger la mosca) hasta dar con el pique. Bien vale la pena ir actuando así, cuando acontece una tomada y una captura se justifican en libras y pulgadas los frutos de esta tarea. 
En los veriles –o drop offs– que se notan bien por el cambio de coloración del espejo (lo más claro es la parte baja, lo verde oscuro casi negro es la de mayor profundidad), conviene lanzar desde el bajo hacia la hondura y dejar que el conjunto línea-mosca descienda y, en la recogida, que el engaño venga copiando la inclinación del veril, como un pececillo nadando en forma ascendente. Eso suele dar buenos resultados en momentos de espejo muy planchado y en días de buena visibilidad ya que los grandes peces se fondean allí y están atentos a todo lo que pueda ser un buen bocado. En horas de menos visibilidad, día nublado, con llovizna o con aguas rizadas por el viento, puede resultar la estrategia inversa, es decir, ubicarse en la zona profunda y lanzar hacia la somera, donde las truchas pueden estar patrullando –menos expuestas en función de los factores de visibilidad antes mencionados– en busca de alimento. También despazarse a remo a distancia de tiro de las costas más abruptas, con troncos sumergidos y árboles orilleros, es una buena forma para encontrar un gran pez acechando.

Las buenas marrones capturadas por la mañana se interesaron por moscas como Cone Head Zuddler Black y Baby Swim Coach y la más grande que capturó José fue con una Articulated Sparkle Minnow Sculpin, todas de buen tamaño y gran silueta, prueba de que las marrones de la Larga no se andan con chiquitas.
Por la tarde, luego de un extraordinario paréntesis de alto nivel gastronómico preparado al detalle por Pablo Narice, volvimos a las aguas dispuestos a prospectar los sectores bajos, para ello cambiamos líneas densas por las de flote y recorrimos a remo tanto la Bahía del Quemado como la de Brand. En esta última hicimos una pesca exquisita a trucha vista con ninfas, las que mejor funcionaron fueron las imitaciones de Damsel y pequeñas Woolly Buggers verde oliva. Convengamos en que el estrímer más usado en la patagonia es la Woolly Bugger y sus derivaciones, una mosca polivalente en función de cómo se use. Puede imitar a un crustáceo, una sanguijuela (leech), un alevino o una ninfa de damsel por ejemplo –que es lo que más rinde en los sectores someros de este espejo–. Y, además, al ser de tan amplio espectro, nos perdona errores de técnica y a veces concreta piques que, con otras moscas mal usadas, no acontecen. Una buena forma de atar una Woolly Bugger para La Larga es en anzuelo #10 a #14 en color verde oliva y con ojos metálicos (lead eyes). En los sectores de muchas algas y juncos pueden funcionar muy bien estas mini W.B., ámbitos predilectos de las ninfas de damsel y de las truchas que  se alimentan de ellas.
Redondeamos una jornada de varias y buenas capturas, con amigos de años y nuevos. Compartir días de buenas emociones haciendo lo que nos apasiona es un obsequio de la vida y hay que tomarlo como tal. Por eso al presente se lo suele llamar así, “presente”, por que es un regalo. Como no hay días iguales, y tampoco sirve de nada compararlos, debemos disfrutar a pleno del día actual, el que nos toca, el hoy, que en definitiva es el único que tenemos. Los demás, o ya pasaron y son historia, o los que vienen son sólo una promesa y no sabemos si llegarán. Hoy es hoy, y un buen hoy, en La Larga, es eterno y para siempre.

Agradecemos al Intendente de Trevelin Héctor Ricardo Ingram.