Sunday 28 de April de 2024
PESCA | 13-01-2024 10:00

Experiencia urbana: un año dorado en el Plata

Tras temporadas de sequías, el aluvión de doradillos que invade las zonas costeras del Río de la Plata hace las delicias de los pescadores con artificiales.
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El corredor urbano comprendido entre San Fernando y La Boca asiste a una pesca extraordinaria de dorados, como hace años no se veía, y que hubiese parecido ciencia ficción pocos meses atrás. Este milagro ha estado directamente vinculado al recupero de los niveles hídricos y un invierno cálido que permitió una sobrevida de juveniles de la especie que hoy ya alcanzan el status de pre reproductores. Veamos cómo sucedió esta “resurrección del río”.

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Los cinco años de sequía producto del fenómeno climatológico denominado La Niña dejaron su nefasta huella en una comunidad de especies migratorias de la cuenca párano-platense. El Litoral, víctima de sequías extremas y quemazones sin precedentes, registró niveles hídricos altamente preocupantes que hablan de la peor sequía en más de 100 años desde que se miden las alturas de puertos en los registros. Esto trajo consecuencias inconmensurables en las principales especies que sostienen la pesquería deportiva y comercial en la cuenca, que al ver impedida su reproducción por falta de planicies de inundación (las zonas de cría de los peces, que estaban secas), realizaban desoves parciales y defectuosos en un contexto de alta vulnerabilidad en donde la pesca de exportación sumó un factor estresor más a las pobres cohortes reproductivas del último lustro. En ese marco, un pico de crecida del Iguazú, un año atrás (que derribó las pasarelas de la Garganta del Diablo en las cataratas), motivó una rápida puesta en la especie dorado y un consecuente aluvión de doradillos en todo el Paraná medio y bajo.

La evolución

La temporada pasada, antes de que llegase el pejerrey a adueñarse del estuario del Plata, los amantes del spinning ultraliviano despedimos el verano logrando doradillos en modalidad ultra light (UL o spinning ultraliviano), tentándolos con pequeños spinners, señuelitos lipless de 3 a 5 cm y pequeños cranks. Durante el invierno, mientras las cañas de 4 me salían de sus fundas a buscar pejerreyes, constantemente los doraditos se hicieron presentes en las líneas de peje, mostrándonos su franca evolución, en un invierno que –lejos de matar sus poblaciones con fuertes heladas– resultó benévolo en marcas térmicas, permitiendo la sobrevida de la especie.

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Como resultado de esta presencia de doradillos masiva, esta primavera aquellos que tentamos doradillos mínimos en ultraliviano hace pocos meses, notamos que, con los mismos elementos, los doradillos ya eran ingobernables por su tamaño, produciendo cortes y despidiéndose con frecuencia en el primer salto al tomar un artificial mínimo al que le destruían los triples. Enseguida, tomamos conciencia de que los chicos habían crecido y ya estábamos ante la presencia del doradillo que hoy domina el panorama del Riopla, cuyo peso actual va entre uno a dos kilos y medio. 

Estos gladiadores patoteros suelen tener comportamientos gregarios, aparecer en costas y juncales atacando mojarras y boguitas (en estos tiempos abundan bogas pequeñas de menos de 20 cm) y es frecuente sorprenderse con borbollones de ataques de dorados a forrajeras mientras uno hace pesca de espera de otras especies o sentir un arrebato en la línea cuando –por ejemplo– uno viene trayendo un bagre que queda partido al medio. Sin dudas, este dorado, agresivo y abundante, es un objetivo fantástico para tentar con señuelos.

Los scoutings 

La idea fue apelar a un guía con motor eléctrico en su proa para poder testear una amplia cancha comprendida entre San Fernando y La Boca, es decir, el frente costero en la zona más poblada del país. Esa que tiene la mayor parte de pescadores que van a buscar dorados a otros lares y ahora, en un año que será sin dudas para recordar, los tiene en su propio patio de atrás.

El guía Lucas Dini parte de una famosa guardería náutica ubicada prácticamente en la salida del río Luján al Plata, por lo que la cancha de pesca sería testeada desde el vamos, haciendo los primeros lances a pocos minutos de navegación. Su bella Regnícoli Marea tiene plataformas de casteo y motor eléctrico, lo que la hace ideal para tentar predadores en flycast o baitcast, haciendo una aproximación silenciosa.

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En la primera jornada, junto a eximios pescadores como Javier Hermann y Juan Buero, nos ubicamos  aprovechando el generoso espacio de la lancha: dos pescadores adelante y uno atrás, con Lucas timoneando hasta estar en zona y luego regulando el motor eléctrico para ponernos a distancia de tiro. Siempre trabajando las costas urbanas, Javier pegó el primer lingote en piedras cercanas al Club Universitario de Buenos Aires, tras una sucesión de casteos que desde el Puerto de Olivos no habían dado resultados positivos. Seguimos río abajo, testeando cada boca de salida de marina (sin detenernos para no perturbar el normal desenvolvimiento de las embarcaciones que entran o salen) y, pasando el Parque de los Niños, tuvimos una sucesión de piques notables, especialmente con señuelos lipless y también con sliders recogidos a alta velocidad. 

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Siempre alternando tramos con respuestas y otros en los que el dorado no estaba, notamos que la especie se halla con frecuencia agrupada y donde sale uno habrá casi con seguridad una sucesión de piques. Pero es importante ver qué eligen los peces, es decir, qué modelos de señuelos están tomando, qué acción de artificial les resulta rendidora. Por momentos en zonas un poco más profundas, señuelos con paletas mayores, tipo shad rap o mojarras con paletas quebradas, garantizaron buenos piques, pero también se dieron sábalos robados del lomo que exigieron los equipos al mango.  

Finalmente, en el antepuerto porteño, trabajando contra las piedras, logramos un par de ejemplares pero no nos convenció la pesca y seguimos con rumbo sur, atravesando todo el ámbito portuario, hasta La Boca, donde trabajamos una salida de agua a unos 300 m de la usina. Ese día encontramos a los dorados cazando masivamente en los primeros 30 m desde la orilla y prácticamente pudimos probar toda la valija señuelera con singular éxito, logrando más de 50 dorados a bordo al final de la jornada, todos religiosamente devueltos.  

Segunda jornada

Tras esa primera salida clásica buscamos suplementar la búsqueda de dorados urbanos haciendo otros relevamientos complementarios: Lucas Dini llevaría en su lancha a turistas extranjeros amantes del flycast que querían darse el lujo de pescar un dorado en plena urbe (¡y este es el año indicado para hacerlo!) mientras que con Juan Buero salimos desde el Puerto de Olivos en su pequeño gomón para dos pescadores, que nos permitía una mayor agilidad en la búsqueda.  

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Lucas hizo que sus clientes lograran sus ansiadas fotos con el “Golden dorado”, no sin que antes perdieran unos cuantos, pues hay que tomarle la mano en la clavada (con un fuerte jalón hacia atrás de la línea en mano al sentir el pique) a estos escapistas profesionales. Finalmente, lograron entender el juego y subir una decena de ejemplares tras morder sus streamers con ganas.

Con Juan dedicamos más tiempo a cada lugar, notando algunas particularidades. En un chapón que delimitaba un club náutico, por ejemplo, había que pegar el señuelo a la moldura en cada tiro para tener piques. Un tiro 30 cm más afuera era sólo colar agua sin ataques.   

Y otros puntos rendidores, aunque más desagradables, fueron las salidas de aguas pluviales donde, tras comprobar que había dorados, dejamos atrás esos sitios en busca de otros más amenos, como pilotes de muelles o arriesgados tiros contra rocas costeras que pagaron bien.

En suma, esta temporada 2023/2024, sin dudas, será para recordar. Y los crecientes niveles que arrastra el Paraná apoyado por los caprichos del fenómeno “La Niña” (que inversamente al Niño viene con lluvias en abundancia), anticipan venturosos años de dorados muy presentes en la cuenca baja del Plata, lo que promete muchas alegrías por venir.      

La opción costera

Las zonas de caza del dorado son múltiples, desde aguas bajas a profundas áreas portuarias, pasando por marinas, juncales y hasta polucionadas salidas de desagües pluviales. Esto hace que su presencia se multiplique en toda la zona relevada, dándonos chances de pesca costera. Tanto la Costanera Norte porteña como en algunas bajadas de Vicente López y San Fernando (incluso desde su misma costanera), tendremos opciones de pesca, así como en el morro del Puerto de Olivos y –claro está– desde los muelles de la Asociación Argentina de Pesca, Club de Pescadores y Olivos. 

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Es clave usar cañas más largas, si pescamos desde alturas, para hacer trabajar los artificiales más tiempo, pues con una caña corta tenderán a subir perdiendo los valiosos metros finales. Si estamos a ras del agua, cañas de 1,80 a 2,10 m serán las ideales. Multiplicar los intentos y armarse de paciencia nos darán buenas recompensas tanto en spinning ultraliviano como liviano, y también en baitcast. Los leaderes pueden ser hechos con fluorocarbon o multifilamento, para que los señuelos no pierdan acción por más pequeños que sean.  

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Wilmar Merino

Wilmar Merino

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