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PESCA | 10-06-2019 12:39

Grandes tigres por las venas del río Paraná

En busca de nuevos pesqueros de dorados, recorrimos varios riachos del minidelta de Esquina, Corrientes.
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Esquina, Corrientes, resulta la mejor opción para practicar la pesca deportiva en algún minidelta sobre el Paraná Medio. Sin dudas es uno de los pesqueros de dorados por excelencia, donde se concentran muchos y muy buenos guías, tiene una excelente gastronomía, paseos por la ciudad e intensos recorridos por su pintoresco entramado de ríos.

Con la intención de capturar dorados con artificiales y surubíes con carnada, llevamos varios equipos diferentes para hacer las cosas lo mejor posible, acorde a cada necesidad. Para la pesca con señuelos o artificiales preparamos cañas de baitcasting de hasta 1,98 m de largo, con una potencia máxima de 17 lb (1 libra = 453,592 g) y acción de punta. Los reeles eran de bajo perfil o formato huevito, cargados con hilo multifilamento de 40 lb de resistencia. Para spinning con artificiales usaríamos cañas de hasta 2,10 m de largo y reeles frontales medianos cargados con el mismo multifilamento. La caja de señuelos no es un tema menor, por lo cual tenemos que llevar todo lo que nos parezca que vaya a funcionar, tratando de cubrir la mayor cantidad de posibilidades con modelos de superficie, media agua y profundidad. A todo esto le sumamos leaderes de acero de 25 a 40 cm de largo, anteojos, gorra con visera y ropa táctica de pesca.

0610 dorados riachos rio parana

Sin ninguna duda, con los equipos mencionados podríamos realizar los intentos usando carnada, pero por las dudas preferimos llevar algo un poco más potente: cañas de hasta 2,40 m de largo y reeles rotativos redondos, algunos con nylon monofilamento de 0,43 mm y otros con multifilamento de 40 lb. Además, en un bolso aparte cargamos anzuelos 8/0 y 9/0 atados a unos leaderes de acero de unos 50 cm de largo, y complementamos el equipo con plomos corredizos de 20 a 100 g de peso.

Pozones con nombre propio

Con Pablo Lescano y Fabián Gamarra emprendimos viaje hasta Río Lodge, en Esquina, donde nos esperaba el guía Matías Pavoni, quien ya había testeado la zona, por lo que la pesca estaba casi asegurada. En la primera jornada llegamos un poco tarde, pero ya estaba todo listo para zarpar y comenzar a tentar surubíes con carnada, tras navegar aguas arriba hasta llegar a las zonas de El Calzoncillo, la Loma de Chari y El 5 Pesos, un intrincado sistema de arroyos con algunos lindos pozones para intentar con nuestra búsqueda.

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Armamos las cañas pesadas, algunas con plomos redondos de 40 g y otras con 60 g, todas encarnadas con morenas botellonas, una linda medida para dar con los cachorros más grandes. La idea era hacer caminar la línea buscando el pique, dándole pequeños tironcitos para levantar la plomada y dejar derivar el aparejo.

Divertidos cachorros

El primero en acusar pique fue Pablo, quien se puso atento a lo que sucedía y, de repente, con un certero cañazo disfrutamos de una digna pelea contra un cachorrito de surubí mediano. Fotos y al agua, como corresponde. Fabián y Matías no se quedaron atrás y sacaron lo suyo. El único que venía zapatero era yo, pero porque disfrutaba del momento de los otros y no prestaba atención a lo mío.

Caía la noche y había que volver para esperar tranquilos la segunda jornada y deleitarnos con un rico asado que nos esperaba en las cabañas. Miles de anécdotas brotaron en esa mesa antes de irnos a dormir. Al otro día, que amaneció con una garúa que molestaba entre la neblina, desayunamos todo casero de la mano de Fany Salas, propietaria del lugar, y enseguida nos subimos a la lancha del guía para recorrer el mismo minidelta en busca de los dorados.

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Contra las costas y algunos obstáculos semisumergidos que iban apareciendo, fueron cayendo uno a uno los señuelos hasta que Fabián clavó el primer dorado y, acto seguido, Pablo obtuvo un segundo pique. Creo que había una pica especial entre los dos pero no vamos a decir quién pescó más para no hacerlos ponerse colorados.

Seguimos recorriendo los riachos y a todos les íbamos sacando algún pescadito; dorados de todos los tamaños que nos hacían disfrutar con saltos y corridas hacia el centro del cauce. En un momento nuestro guía nos indicó que nos moviéramos hacia un lugar donde él suponía que habría dorados de mayor peso. Y no se equivocó. Parecía que nos estaban esperando allí.

Un combate ganado

Pusimos algunos señuelos de colores combinados y distintas paletas. Los primeros tiros fueron sin resultados positivos, pero pronto una buena parada de caña y mejor corrida nos dio cuenta de un gran dorado que había tomado una mojarra de media agua y estaba decidido a pelear por su libertad. Volvió a ganar el pescador, que lo arrimó muy despacito y con sutileza fue devuelto al río.

Las horas pasaban y debíamos volver ya que había otros compromisos y teníamos que descansar, más que nada Pablo. Durante el regreso y navegando por este minidelta, varias correderas se iban sucediendo al pasar, a las que seguimos tirándoles señuelos y de las que obtuvimos algunos doradillos más que completaron y colmaron nuestras expectativas.

El viaje a puerto es siempre placentero cuando uno viene contando su día de pesca, y más cuando se la pasa tan bien. Es por eso que recomendamos viajar a Esquina, Corrientes y recorrer diferentes sectores del río que quizás no son los pesqueros más frecuentes pero que, con la sapiencia y conocimiento de los buenos guías, podemos lograr excelentes capturas y divertirnos a lo grande. Además, con el frío la pesca de dorados mejorará. No está para perdérselo: el Paraná Medio siempre despierta nuevas emociones para los que buscan explorarlo al máximo.

Guía: Matías Pavoni. Tel.: (0221) 434-9384. 

Podés leer más notas como esta en la revista Weekend de junio de 2019, n° 561.

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Julio Pollero

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