Sunday 28 de April de 2024
PESCA | 07-03-2024 10:15

Amaneceres inolvidables en aguas del otro Norte

Guarajuba, una bella playa del nordeste brasileño, cercana a Salvador, es ideal para combinar el descanso familiar con las más diversas opciones de capturas deportivas de orilla.
Ver galería de imágenes

La localidad de Guarajuba, 42 km al norte de Salvador, Bahía, Brasil, es un gran escenario para combinar el descanso familiar con buenas alternativas de pesca deportiva, tanto con carnadas naturales como artificiales. Ya sea alojándose en un enorme resort all inclusive que hizo famosa a la localidad, como en las posadas y casas de alquiler del pueblo, la playa, escenario común a unos y otros, ofrece restingas y arenas descubiertas para despuntar el vicio en distintas modalidades. Tal es así que en esta visita llevé equipos de fly cast y spinning (fácilmente transportables en cañas de 4 tramos en ambos casos) y mandé a reformar una caña de pejerrey, a la que le saqué el tramo puntero y le agregué un poco de butt para lograr una caña telescópica y pequeña (para llevar en una valija), pero que desplegada en sus 3,20 m me permitiese tirar con plomadas de hasta 125 gramos.

0307_BRASIL

Las extensas playas, limitadas por un médano y una línea de palmeras costeras (donde habitan colonias de monos sauí), suelen presentar cada 2 km alguna saliente rocosa en la que los peces de roca se arriman a comer pequeños crustáceos y, detrás de ellos, llegan sus predadores. En el medio de estas restingas, las playas de arena brindan espacio para el desove de seis especies de tortugas marinas, protegidas por el Projeto Tamar (Ta-Mar es: Tartaruga Marina), que consiste en identificar cada desove mediante acción ciudadana (uno puede informar al ver una tortuga desovando) y luego vienen del proyecto por sus huevos, los hacen desovar y sueltan luego las pequeñas tortuguitas en las playas donde sus madres hicieron las puestas, un espectáculo que coincide con tiempos estivales haciendo las delicias de los turistas.
Pero volviendo a la pesca, la cuestión es que en este ámbito tan ecológico esas restingas pueden aprovecharse maravillosamente para tentar peces de los más variados, tanto en microfly como en spinning liviano.

Arranque con artificiales

Ubicado en un resort entre dos restingas, al norte la playa de Itacimirim y al sur la Praia Dos Corais, con sus famosos bares de Carlinhos o de Prefeitinho. La primera jornada salí en plan exploratorio caminando unos 1.500 m hasta la restinga de la Praia dos Corais, con equipo de spinning y bolso con artificiales. Tuve la suerte de ver a dos pescadores locales, cuya silueta se recortaba en piedras alejadas, y me acerqué a ellos. David Santos e Ismael Silva se convirtieron –en lo que duraron mis vacaciones–, en mis guías locales. Tras mostrarles mi bolso con artificiales y separarme las cosas que podían funcionar de las que no, sin dudarlo me regalaron dos micro jigs y dos camarones de látex con cabeza de plomo, que serían los artificiales que me darían capturas en las jornadas subsiguientes. Ante el buen gesto y su interés por algunos artificiales míos, hubo intercambio de obsequios mutuos y bellas jornadas compartidas.

0307_BRASIL

El primer día, a eso de las 8 de la mañana, empezó a crecer el mar y se produjo el arribo de un cardumen de peces gallo (peixe galo), nombre vulgar que describe a una suerte de palometa bien distinta a lo que llamamos pez gallo en partes de nuestra costa atlántica, ejemplares conocidos como peces elefante, en otras. Estos peixe galo son muy agresivos ante la oferta de pequeños minnows de hasta 5 cm, con paleta cortita, a los que indefectiblemente (y aquí se ve lo bueno de haber tenido consejos adecuados de entrada), hay que accionar a tironcitos. “Vagabundo, ¡vagabundo!”, me decían mis colegas cantándome la acción de la artificial, pidiéndome que no lo recogiese de forma lineal, sino que le diera acción con el tip de la caña para darle una vida errática. 
El pez galo, como decía, puede seguir al minnow hasta debajo de nuestros pies y tomar el artificial con furia, sacando línea con una fuerza que no se condice con su tamaño (que rara vez pasa el kilo). Lo cierto es que una racha de estos peces nos dio una enorme diversión de entrada y, a veces, cuando dejaban de tomar los minnow, los que pasaban a funcionar eran los camarones enhebrados en jigheads de hasta 12 gramos.

0307_BRASIL

Exprimí a mis amigos ocasionales sacándoles buenos consejos para moverme en sucesivas jornadas, con o sin ellos. Horarios, marejadas, especies y técnicas me fueron revelados. Y así, al otro día fui por otra especie emblemática, el xareu, pez de forma plana pero potencia sin igual, que puede llegar hasta los 5 o 6 kilos, pero que en sus versiones pequeñas también da batallas extraordinarias con equipos sutiles como los que había llevado. Fue el turno del micro jigg. Siempre aprovechando mareas crecientes y la primera hora del día, que es la que más rinde (amanecía 5:20, por lo que empezaba a caminar hacia mi destino pesquero antes de las 5 cada jornada), ya me encontraba en zona desde los primeros rayos solares, haciendo spinning con micro jiggs, que tanto en el primer piletón de la restinga (viniendo desde el norte) como en el borde final del arrecife (que da a las aguas donde fondean los pintorescos barquitos de pesca locales), atesoran especies cazadoras como el mentado pez galo, el xareu, la sororoca (nuestra conocida caballa), aguja (agulha), y también rémoras y róbalos. 
En mis jornadas de pesca pude dar con varios xareu pequeños, de menos de un kilo, que tras un pique violento entregaron hermosas luchas. El trofeo fue uno mayorcito, de 1,5 kg que sin dudas jamás voy a olvidar porque tuve la fortuna de ver un cardumen “batendo iscas” (atacando forrajeras) y, al tirarle mi señuelo, lo tomó de inmediato regalándome una batalla sensacional.

Hora del microfly

Esta pesca que se hace en un contexto de naturaleza impagable, viendo salir el sol en el mar en amaneceres que no se borrarán más de mis retinas, y ocasionalmente presenciando la llegada de tortugas marinas en plan de alimentación a los piletones donde yo estaba pescando, o de garzas cazando cangrejitos y pequeños peces, tiene el agregado de permitirnos lograr las formas de vida más bellas y maravillosas cuando uno pesca peces en microfly.
Llevé una caña Nº 3 con línea de flote, y usando pequeñas moscas con formitas de camarón (que anduvieron mucho mejor que los scuds y streamers), las trabajé en forma vertical en piletones y grietas entre rocas. Estos peces no se despegan de las piedras porque serían blanco fácil en las transparentes aguas abiertas y, por lo tanto, hay que pasearles el artificial cerca de sus cuevas para sentir el arrebato del pez, que suele encuevarse nuevamente tras el pique, obligándonos a curiosas maniobras para evitar dejar las moscas allí. De este modo se logran las más variadas especies de meros, garoupas, sardinas, peces globo y –ocasionalmente cuando vemos pequeños peces agujas salir despavoridos fuera del agua–, tentar a otras especies cazadoras. 

0307_BRASIL

Cada pececito logrado en microfly nos va a representar una obra de arte, con pintas de colores únicos, dibujos con rayas inimaginables y peces globo que también combinan manchas diversas con su habilidad para la mímesis. Lo bueno, si es que uno va en plan familiar, es que esta técnica de fly es similar a mojarrear, en la que uno baja una mosca y ve lo que ocurre debajo, por lo que puede ser practicada en familia. Si las corrientes tuercen la deriva o la bajada de nuestra mosca llevándola a las piedras, podemos agregar una munición partida o plomito tipo JAF al tippet, ayudando a los ojitos de cadena de la mosca a llegar adonde deben.

Con carnada natural

Por último, también pude pescar con carnada natural, con la reforma de caña antes mencionada y un posacañas de dos tramos, enroscable, que me mandé a hacer por un artesano de la pesca, Mario Díaz, quien a un posacañas tradicional de caño rendondo, lo cortó al medio y le soldó dos roscas macho y hembra que me permitieron llevarlo en la valija. 
Para la pesca de playa con carnada natural, opté por una zona intermedia entre el resort  donde me hospedaba (el Vila Galé Marés) y la restinga de la Praia dos Corais, entendiendo que este tramo de playa sin gente sería bueno para evitar bañistas que perturben mi actividad pesquera. Pero en esta zona sólo logré bagres de mar, algo que no conformó mis expectativas pues esperaba mayor variedad. La jornada inicial fue útil, sin embargo, para comprobar algunas verdades que me servirían en lo sucesivo: hay que aprovechar los momentos donde el agua para, la última de creciente y las dos primeras de bajante, pues hay mucho sargazo que, con el movimiento de las mareas, tapa carnadas. 
En virtud de eso, la que mejor sirvió fue la línea rastrera, en donde tras montar el tiro elevando del esmerillón de la brazolada y montando el anzuelo en un baitclip pegado a la plomada, al tocar el agua el esmerillón se desplaza al lado de la plomada y la brazolada y el anzuelo quedan acostados en el fondo, evitando que el sargazo que trae la corriente se enganche en la línea o, al menos, en la brazolada, que en definitiva es la que va a estar pescando. Al usar líneas de dos anzuelos, seguramente el de arriba quedará enredado con sargazos que arrastrarán todo el conjunto y evitarán que pesquemos. En cambio, las rastreras, sobre todo usando plomadas con ganchos de agarre que eviten que la línea se mueva, dejarán bien posicionado el aparejo.

0307_BRASIL

En la segunda jornada que dediqué a la pesca de fondo me arrimé nuevamente al arrecife, pero sin llegar a él, en la convicción de que los peces cazadores merodean las piedras en las zonas de paso a los piletones. Tirando unos 90 a 100 m y encarnando con camarón fresco y bien atado con hilo mágico, de entrada al primer tiro pegué un xareu olhudo de más de un kilo, que me arqueó la caña de movida (otra de las ventajas de la línea rastrera es que el pez toma y lleva con confianza una brazolada larga, y cuando la caña evidencia el pique es porque el pez ya se clavó). 
El día de mi pesca despedida se sucedieron varios xareu más, con uno de casi dos kilos, y se sumaron otras especies como corvinitas rayadas que allí se conocen como roncador. Sin dudas, dedicarle las horas iniciales de cada día de las vacaciones a la pesca fue un acierto que me permitió despuntar el vicio sin restar tiempo a la familia. Y a la hora del desayuno, cuando el día para mis afectos recién arrancaba, yo ya había atesorado en mis recuerdos soles nacientes, capturas memorables, saltos de delfines, apariciones de tortugas y demás bellezas. Pero además, como suele ocurrir con esta maravillosa actividad que hermana pescadores, hice crecer la cosecha de amigos con los que nos prometimos nuevas aventuras compartidas en el paraíso. No es poco. 

Galería de imágenes

En esta Nota

Wilmar Merino

Wilmar Merino

Comentarios

También te puede interesar

Más en
Mirá todos los autores de Weekend