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PESCA | 03-08-2018 08:23

Los bagres de mar se adelantaron a la temporada

Con un par de meses de antelación, los que quieran desafiarlos ya se pueden encontrar con piezas de grandes portes en el Río de la Plata.
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Cuando pregunté entre mis amigos quién quería acompañarme a pescar bagres de mar, todos me miraron incrédulos y creo que pensaron que estaba un poco loco. Pero esta idea me nació después de haber ido a pescar otra especie a los muelles del Guazú y ver cómo un aficionado, en pleno mes de junio, capturaba dos mimosos pescando con una línea de variada de fondo. Fue muy grande mi sorpresa ante la primera captura pero, al ver la segunda, dije: “Esto se adelantó y hay que ir a buscarlo”.

El bagre de mar es una especie que entra al río para desovar y cumplir su ciclo reproductivo, pero siempre o casi siempre la pescamos a partir del mes de octubre. En las últimas temporadas, un poco por ansiedad y otro por testarurdez, hicimos algunas buenas pescas durante agosto. La realidad es que, con toda la experiencia reunida sobre la pesca en el Río de la Plata en general, esta situación me tomó por sorpresa y, una vez más, demuestra que en esta actividad deportiva y en la transición de los peces, nunca está todo dicho; siempre tenemos algo para aprender, estudiar y llevar a cabo durante distintos momentos del año, sea o no la época adecuada para la especie en la que vamos a depositar nuestras esperanzas de pesca.

Conté, dentro de mi grupo de amigotes, la experiencia vivida sobre los muelles y rápidamente armamos un lindo seleccionado para ir en busca del codiciado bagre de mar, un pez que nada a media agua pero se alimenta casi siempre en la zona más profunda de los canales o pozones donde habita. Tiene un cuerpo macizo, con chuzas muy peligrosas en su manipulación y, una vez clavado, ofrece buena resistencia en su pelea por desprenderse del anzuelo.

Para realizar este tipo de pesca debemos llevar cañas con acción de punta de 2,10 a 2,50 m de largo, reeles redondos, con fuerza y buena capacidad de carga. Lo ideal es cargarlos con hilo multifilamento no muy grueso, para poder llegar al fondo con el plomo elegido. Obviamente, también podemos cargarlos con nylon pero vamos a tener que utilizar plomadas más pesadas. Hago hincapié en esto porque la única manera de pescarlos es manteniendo la línea apoyada en el fondo o haciéndola derivar, siempre sobre el fondo. Sin dudas, el peso del plomo tiene un destaque principal o primordial en este tipo de pesca. Luego la línea se completa con un anzuelo 5/0 atado a una brazolada de un metro de largo aproximadamente, en nylon de 0,60 mm.

Sin olvidar los dorados

Antes de arreglar un día para esta salida, hablé con varios guías de la zona norte del río. Pero todos coincidieron en que la pesca del momento era el pejerrey aunque habían escuchado algo sobre esta variedad. Una forma elegante de evitar decirme que estaba loco. Buscamos durante la semana una jornada de poco viento y coincidimos en un viernes que los marcaba leves del cuadrante norte. Ideal.

Cuando organizábamos los últimos elementos, nuestro amigo y guía Elías Mica me dijo que no nos olvidáramos de llevar algo para pescar dorados, que iríamos a probar durante el momento de bajante. Así que acarreamos equipos de spinning y baitcasting para complacerlo, y también a nuestras pretenciones.

Con las primeras luces de una helada mañana del mes de julio, pusimos proa hacia la desembocadura del riacho Correntoso, lugar donde haríamos los primeros intentos para luego ir bajando hacia la isla Martín García, buscando la pesca en los pozones del lugar. Llegamos con un río casi planchado y sin mucha correntada. Anclamos en una canaleta a la altura de la boya 122. Preparamos una parte de los equipos que faltaban y lanzamos las cañas al agua.

En busca de otras presas

Todos los anzuelos estaban encarnados con calamar cortado. Lo ideal de esta pesca es arrojar nuestra línea y sentir que el plomo toca fondo y lograr que quede allí; de lo contrario, habrá que aumentar el peso. Cuando íbamos a tirar con la cuarta caña, ya habían picado dos y cada uno de los pescadores trataba de dominar la acción. O sea: no tuvimos tiempo de acomodarnos que ya teníamos pique.

Fue tremenda la cantidad y calidad de los bagres, todos tuvimos oportunidad de clavar varios mimosos de todos los portes pero la mayoría rondaban los 2 y 3 kg de peso, con excepciones de 5 y 6 kg.

Sinceramente, era una verdadera fiesta que nadie quería perderse. Sin embargo, como todo pescador, ya pensábamos en la posibilidad de ir por dorados, como si fuera tan fácil. Habiendo hecho una buena cuota de bagres de mar para todos los gustos, guardamos los equipos pesados y armamos los de bait y spinning para llegar a la zona de pesca con todo preparado. El río estaba muy bajo y el lugar elegido tiene muchas piedras peligrosamente emergentes y algunas que quedaron apenitas tapadas por el agua. Levantamos el fondeo y hacia allá fuimos con mucha precaución.

Casi como una alucinación, antes de ponernos a pescar vimos algunos dorados cazando, y automáticamente pensamos: “Es nuestro día”. Un par de tiros con señuelos que no profundizaron tanto y la caña de Matías Herrera Plez tuvo una frenada, sin éxito en esa primera intención. Pronto tendría revancha, pudiendo arrimar un par de ejemplares a la embarcación. Los dorados no eran muy grandes pero si divertidos. Picaban en lugares limpios, mostrando toda su hermosura en cada uno de sus saltos. En la proa de la lancha, Elías con su hermosa hijita peleaban con uno más lindo, que tendría unos cuatro kilos.

Así se fueron dando algunos otros piques más, completando un día para el recuerdo. Nos habíamos hecho una panzada de alegría con la pesca obtenida durante toda la jornada: más de 40 ejemplares de bagres de mar y una docena de dorados que pudimos izar a bordo, devolviéndolos de la mejor manera posible a su hábitat natural.

¿Qué les puedo decir? Dentro de una tremenda temporada de pesca de pejerreyes gigantes, podemos sumar una entretenida y muy divertida búsqueda de bagres de mar y dorados, todo en nuestro querido Río de la Plata.

Nota completa en Revista Weekend del mes agosto 2018 (edicion 551)

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Julio Pollero

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