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PESCA | 13-09-2017 09:19

Temporada todo el año

Laguna de Todos los Santos, un ámbito que exige moverse de manera constante para lograr el pique, pero que cumple con buenas capturas y ya se perfila para las taruchas. Galería de imágenes.
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Se cuenta que allá por el año 1832, cuando Juan Manuel de Rosas manda a fundar la ciudad de 25 de Mayo a orillas de una laguna, se encontraba allí un asentamiento de indios que debieron ser desalojados y que en la rastrillada hacia el norte dieron con un nuevo espejo de agua y allí armaron su nuevo lugar de residencia.

Algunos religiosos de la época que realizaban la tarea evangelizadora, comprobaron que ninguno de los miembros de la tribu tenía nombre, dilema que se resolvió dándole a cada uno el nombre de un santo. La historia dice que con el tiempo el asentamiento fue tomando la denominación “De Todos los Santos”, y así se llama hasta el día de hoy la laguna que tiene casi 200 años de historia. En busca de lugares no tan frecuentados y que puedan haber caído en el olvido de algunos pescadores, dimos con este ámbito ubicado al oeste de la provincia de Buenos Aires, más precisamente en cercanías de la mencionada ciudad de 25 de Mayo.

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Aproximadamente a unos 300 metros de la Ruta 51 se encuentra este espejo de agua rodeado de una autóctona y deslumbrante flora y fauna. Arboledas añejas, pastizales de distintos tonos de verde, aves acuáticas de diferentes especies (cisnes de cuello negro, gallaretas, teros, perdices y patos) y también gran cantidad de nutrias y cuises se pueden detectar en el entorno.  La laguna presenta una cubeta de 280 hectáreas que es abastecida con una vertiente natural, lluvias y desbordes de campos aledaños. Aquí se pueden capturar especies como tarariras, bagres, dientudos y pejerreyes. En una gran proporción sus costas son planas, ideales para practicar la pesca deportiva en la modalidad de fondo, realizando tiros de larga distancia. La profundidad media es de 1,80 metros y su hondura máxima llega a los 6 metros. Posee juncales emergentes raleados, completando así la estampa atractiva de una laguna bonaerense.

Javier, el propietario del lugar, me informó sobre la modalidad de pesca que se utiliza en la laguna de Todos los Santos. Boyas preferentemente livianas en diferentes gamas de colores, considerando que hay días en que los pejerreyes prefieren tonos oscuros (negro). Pero no deben ser descartados, en otras jornadas, los colores claros. El pique de los flechas de plata no es estable y debe ser trabajado hasta descubrir e interpretar, según las condiciones ambientales, estos detalles. Continuando con el equipo, recomiendo anzuelos N°1 y N°1/0, debido a que el pez tiene boca grande. Por ende, las mojarras vivas deben ser de medianas a grandes (pueden ser provistas en el lugar con previa reserva). En esta ocasión utilizamos cañas de 4,20 m compuestas de grafito y kevlar, y reeles cargados con multifilamento de 0,18 mm, también líneas de tres boyas compuestas de material poliuretano, de la línea Big Flot, con un largo total de 3,50 m y una madre del 0,40 mm. Las brazoladas fueron de 0,30 mm, con un largo de 30 a 60 cm.

En busca del pique

Saliendo del embarcadero hacia la derecha, decidí hacer los primeros intentos casi pegado a la costa, entre juncos raleados. Al ver que las respuestas eran negativas, comencé un garete hacia el centro de la laguna, con el viento de ese día que era en sentido sur-norte. Así logré la primera pieza, con un pique firme y contundente. Hay que destacar que no todo el pez come con la misma voracidad, puesto que algunos son muy sumisos y sutiles para tomar el cebo. De hecho, hay que estar muy atento a la línea y en estos casos dejar que lleve y coma sin apuros, para poder concretar la captura.

Volviendo hacia el centro de la laguna, luego de la primera pasada al garete decidí anclar allí al avistar corridas en la superficie. Opté por levantar las brazoladas a 20 cm para probar suerte. Luego de unos 10 minutos observé actividad en el aparejo, con flechas que comían de manera firme y concisa, seguramente impulsados por el aumento de la temperatura del agua producto de la acción del sol. Se dieron piques y corridas más constantes, confirmando que el pez estaba acardumado en este sector.

Con el paso de las horas se iba completando la cuota, a pesar de ser una laguna trabajosa. Lo ideal es sacar tres o cuatro piezas y moverse unos 50 m. Las capturas oscilaron entre 30 y 45 cm, todos pejerreyes muy sanos, demostrando una buena alimentación.

La cuota reglamentaria es de 25 piezas mayores a 25 cm, y se permite un máximo de dos cañas por pescador. Los motores habilitados son únicamente los eléctricos. Y se halla autorizada la pesca en kayak, canobote y canoa, con todos los elementos de seguridad correspondientes. El cupo máximo de botes dentro de la laguna es de 30 por día (el espejo posee 12 propios en alquiler) y se permite hasta tres pescadores por embarcación, a excepción de la canoa donde solo pueden abordar dos personas.

Actualmente, se están ampliando las costas para realizar un balneario para esta temporada de verano, donde también se va a permitir la práctica de deportes náuticos, tales como kayakismo y windsurf, entre otros. También se está evaluando la posibilidad de dividir la laguna para separar la pesca de los deportes náuticos. En laguna se puede disfrutar de jornadas al aire libre en familia y pasar el día, pero no se permite pernotar ni acampar. Es un ambiente propicio para gozar de un contacto amigable con la naturaleza, por lo que se realizan enfoques para promover su cuidado y preservación.

Naturaleza plena

En cuanto al verano y la pesca, la laguna es una fuente de taruchas de gran porte, dato ya advertido por quienes trabajan en el lugar diariamente: con las primeras altas temperaturas de este año han logrado capturas que superaron los 3 kg de peso. Por ello la laguna de Todos Los Santos augura temporadas que completan cualquier agenda de un aventurero de la pesca, además de los aficionados a los deportes acuáticos y la naturaleza. Es un un rincón bonaerense que reclama ser valorado y jamás olvidado. Vale la pena darse una vuelta.

Nota completa publicada en revista Weekend 540, septiembre 2017.

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Marcelo Ferro

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