Tuesday 23 de April de 2024
PESCA | 05-09-2017 09:02

Variada para el recuerdo

El Paraná entrerriano sigue recuperándose de las inundaciones y se perfila para una gran temporada de verano. Galería de imágenes.
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Nuestro camino nos dirigió al corazón del litoral argentino. Villa Urquiza es un paraje natural y tranquilo, ubicado en el distrito Tala del departamento Paraná en la provincia de Entre Ríos, situado sobre el margen del río Paraná, a 30 minutos del casino y las actividades nocturnas, y a 60 minutos de la ciudad de Santa Fe. Por vía terrestre se accede a través de la RN N° 12. Desde Buenos Aires por el puente Zárate Brazo Largo nos separan 506,6 km; o por RN N° 9, y Autopista Rosario- Santa Fe (túnel subfluvial) 540,3 km. Por vía aérea se llega al Aeropuerto de Sauce Viejo en la provincia de Santa Fe, distante 90 km de Villa Urquiza. Desde Santa Fe a Paraná y desde Paraná a Villa Urquiza hay ómnibus y traslados permanentes en vehículos. Por vía fluvial, está ubicada a 15 minutos del puerto de Paraná.

Al llegar nos esperaban Germán y Palito, propietarios del complejo y de las embarcaciones, y nos pusimos a tono de cómo se venía desarrollando la pesca hasta los días anteriores. Nos contaban que el río, luego de haber sufrido una gran crecida, se encontraba volviendo a su nivel habitual, y que cada día que pasaba el agua se iba aclarando cada vez más. Debido a este fenómeno natural se formaron lagunas y desbordes, donde también practicaríamos la pesca de tarariras, que como nos contaban se encontraban tomando muy bien los cebos.

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Pesca y equipos

Por la mañana siguiente, dimos comienzo a nuestro día inicial de pesca, navegando aproximadamente unos 40 minutos hasta la primera corredera elegida por el guía. Comenzamos practicando la pesca con carnada y dejando derivar la línea hasta la corredera, siempre con lances cortos y precisos bien pegados a la costa, en donde podíamos apreciar la cantidad de doradillos y dorados cazando sobre sus márgenes. Los equipos a utilizar fueron cañas de 8 a 17 lb (1 libra = 0,453592 kilo) o de 12 a 25 lb, preferentemente cortas, de hasta no más de 1,80 m. Reeles rotativos y frontales cargados con multifilamento de entre 0,18 mm y 0,25 mm, señuelos varios en diferentes colores, banana de media agua y de profundidad.

Tras efectuar los primeros lances, los piques no se hicieron esperar. Allí Palito obtuvo la primera pieza con un doradillo que rondó el kilogramo. Tras varios lances y después de

haber barrido amplias correderas, Jorge tuvo un voraz ataque y un magnífico salto, marcando un bellísimo dorado desplazándose en esas correderas con infinitas acrobacias y corridas. Sin demorar llegaron los dobletes y tripletes.

Un espectáculo magnífico

Era gratificante ver la cantidad de dorados que venían cazando a los que traíamos en nuestros aparejos. Fue así que casi sin dar tiempo llegó un pique altamente activo en el aparejo de Nicolás. Cámara en mano y a fotografiar esta hermosa atracción que nos brindaban los tigres. El lugar era el indicado y se veía muchísima actividad de dorados grandes cazando a los doradillos más chicos.

Opté por armar un equipo con señuelo y probar suerte. Los lances tenían que ser muy precisos por la cantidad de palos sumergidos y las ramas de los árboles que caían hacia la costa. Fue automático: parecía como que estaban esperándome a que lanzara el señuelo al agua, no me dio tiempo a acomodarme que un dorado tomó el señuelo totalmente, y concreté el pique. Fue fabuloso ver el salto que este ejemplar daba por liberarse del aparejo. Un momento inolvidable al lograr izarlo y tomar las fotografías correspondientes antes de su liberación.

Dadas todas las condiciones fructíferas, y antes de cerrar nuestro primer día de pesca, fuimos a intentar suerte con las dientonas a unos riachos y lagunas que se forman en este inmenso Paraná. Armamos líneas plop y carnada abundante en el anzuelo. En este caso utilizamos morenas. Intentamos los primeros tiros siempre con línea en movimiento. Y luego de unos cuantos fallidos se despertaron, tomando con total voracidad los aparejos, portes de tarariras que superaban los 2,5 kg de peso. Fueron varios dobletes y muchos piques fallidos. El día iba llegando a su fin. Optamos por descansar para embarcarnos temprano en la jornada siguiente.

Se va la segunda

Siendo las 8 de la mañana arribamos al embarcadero. El guía tenía lista la embarcación para comenzar con la pesca, mientras nos contaba que íbamos a intentar otras correderas y entradas de riachos. Al llegar al lugar elegido optamos por probar líneas con carnadas haciendo lances cortos sobre la costa. Ni bien cayó la línea al agua empezaron a picar doradillos de mediano porte, también se hacía presente una linda variada que incluía lindos mandubíes y palometas voraces.

Nicolás y Jorge marcaban la diferencia con dobletes de dorados de diferentes tamaños. Palito optó por hacer la pesca con señuelo logrando muy buena calidad de dorados. Por mi parte, seguí realizando la pesca con carnada, que cambiaba constantemente debido a la cantidad de doradillos que nos descarnaban y no dejaban comer a los más grandes.

En uno de los lances y como si le cayera la carnada en su propia boca, sentí un gran tirón y la llevada era más que importante, aunque no se dejaba ver fuera del agua. Corridas de un lado hacia el otro, y finalmente el inmenso Paraná nos regaló un gran tigre de 7,5 kilogramos.

Ya cerrando la jornada, el guía nos llevó nuevamente a probar suerte con las tarariras, misma modalidad que el día anterior: línea plop con carnada y en constante movimiento. Esta vez estaban más voraces y tomaban muy rápido nuestros cebos con algunos portes imponentes y totalmente sanas. Dimos por concluida la salida tras dos días de pesca maravillosos. Villa Urquiza es un lugar donde podemos pescar en familia, tanto en río como en los riachos. Desde la costa o embarcado se captura gran variedad de especies de distintos tamaños como bogas, bagres, patíes, surubíes, chafalotes, pirañas y palometas. Un destino ideal para contratar diferentes excursiones, y pasar jornadas inolvidables a la vera del rio Paraná.

Nota completa publicada en revista Weekend 540, septiembre 2017.

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Marcelo Ferro

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