Considerado como una especie vulnerable de acuerdo a la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el tiburón gatopardo está cada vez más en peligro en el mar patagónico argentino, debido, principalmente, a la falta de leyes que regulen la pesca deportiva con sacrificio de esta especie más allá del área protegida.
“Actualmente, en la provincia de Río Negro existe una sola reglamentación relativa a la pesca deportiva dirigida a grandes tiburones costeros, como el gatopardo. Pero esa norma solo se limita al Área Natural Protegida Punta Bermeja. Por eso, es imperante regular esta actividad en toda la provincia, así como también en Chubut y Santa Cruz”, afirmó Juan Martín Cuevas, coordinador de la Iniciativa de Rayas y Tiburones de Wildlife Conservation Society Argentina (WSC), organización dedicada a la conservación de la biodiversidad, en una entrevista con el diario Rio Negro.
“El problema está en que los grandes tiburones costeros no reconocen los límites jurisdiccionales, por lo que para que su conservación sea efectiva, se necesita la coordinación de esfuerzos provinciales y nacionales, dentro y fuera de las áreas protegidas”, agregó el también investigador de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
Según el especialista, el tiburón gatopardo es una especie longeva y de madurez reproductiva tardía que, al igual que otras especies de grandes tiburones costeros se ven cada vez más amenazados por la pesca comercial, tanto artesanal como industrial, no dirigida, como así también por la pesca deportiva dirigida no regulada, en donde falta un monitoreo del impacto sobre la especie.
“Mientras en cuanto a la pesca industrial, la información oficial indica que el impacto de la actividad es bajo y su captura es incidental, en lo que respecta a la pesca deportiva dirigida no regulada, en Río Negro y Chubut, a pesar de ser una de las especies de grandes tiburones más buscada y capturada durante la temporada de pesca, aún no existen normativas que regulen la pesca deportiva con sacrificio”, destacó.
Al respecto, Cuevas advirtió que es fundamental avanzar en la investigación tanto sobre los grandes tiburones, como del resto de las especies de peces con cartílago, como el chucho, el pez gallo y la raya, y, fundamentalmente, de las especies endémicas, como el gatuzo, el pez ángel y la guitarra, que solo habitan nuestras aguas en el Atlántico Sudoccidental”.
“Hay esfuerzos en marcha de organismos regionales como la Comisión Técnica Mixta del Frente Marítimo; institutos de investigación, la Subsecretaría de Pesca de la Provincia de Río Negro, que recientemente prohibió la pesca objetivo de condrictios, de organizaciones ambientalistas y de pescadores deportivos. Sólo podemos conservarlas en la medida que consideremos que son especies frágiles y vulnerables”, concluyó.
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