En Reikiavik, la capital de Islandia, “The Icelandic Phallological Museum”, mundialmente conocido como la “Faloteca Islandesa”, cuenta con una colección de más de 300 penes de todas las variedades, como así también con un gran número de obras de arte y de artefactos con la forma de ese miembro viril, lo que lo convierte en el más grande del mundo en la temática.
Además, en el museo, cuya entrada cuesta 13 dólares, cuenta con el pene de un oso de las cavernas de unos 20.000 años de antigüedad y con réplicas de penes reales, entre las que se encuentran las de los jugadores del equipo islandés de balomnano que ganó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.
Si bien este particular lugar que es visitado anualmente por unos 50 mil turistas de todo el mundo – en su gran mayoría deEspaña- fue fundado en 1997 por el historiador y coleccionista de penes finlandés Sigurður Hjartarson, actualmente la dirección se encuentra bajo el mando de su hijo, Hjortur Sigurdsson.
Museos para visitar desde casa
“Todo comenzó con una broma. A mi padre le divertía coleccionarlos, hacer algo que nunca nadie antes había hecho“, comentó Hjortur. “Es verdad que es un poco tabú, sobre todo el pene humano, pero alcanza con decir la palabra ‘pene’ para que a la gente le interese. Especialmente a las mujeres, que son las que más lo visitan“, agregó.
Al ser consultado sobre las piezas que más acaparan el interés de los visitantes, Hjortur afirmó que la más buscada es la del pene de un cachacolote gigante que está conservado en formol. “El pene de este cachalote mide 1,70 metros y pesa 75 kilos y lo tenemos exhibido en un enorme tubo de acrílico a la entrada del museo para que los curiosos se animen a entrar”, señaló el actual director del museo.
En tanto que, según explicó, si bien la primera pieza de un pene humano donada por un finlandés ingresó al museo en 2011, la misma no es del agrado de los turistas. “El propio donante estaba molesto porque en los últimos años de su vida, su órgano se había encogido un poco. Igualmente, la misión de este museo es biológica y no erótica”, concluyó.
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