Una investigación llevada a cabo por un equipo internacional de astrónomos acaba de confirmar la existencia de un segundo asteroide troyano que comparte órbita con la Tierra y que, debido a su extensión de 1 km. de ancho es el más grande jamás descubierto hasta el presente.
Es que si bien hasta el momento se han identificado casi 10.000 asteroides troyanos de Júpiter y unas pocas docenas en Venus, Marte, Urano y Neptuno combinados, no fue recién hasta 2011 que se descubrió el primero y, hasta ahora único troyano terrestre: el “2010 TK7”, cuyo ancho era de 0, 3 km., cifra muy inferior a la de este nuevo asteroide troyano descubierto.
Según un artículo publicado en Nature Communications, el desplazamiento de este gigante rocoso, al que los científicos bautizaron “2020 XL5” debido a que su primer avistamiento tuvo lugar hace dos años, fue determinado tras realizar numerosas observaciones en diferentes lugares de planeta, como, por ejemplo, en la Agencia Espacial Europea en el Teide (Canarias), en el Lowell Discovery de Arizona (EE. UU.) y en el NOIRLab que la Fundación Nacional de Ciencias (NSF) tiene en Chile.
Características y orígen de los asteroides troyanos terrestres
“Los asteroides troyanos son objetos pequeños que comparten una órbita estable con otros planetas. Júpiter, por ejemplo, tiene más de 5.000 asteroides de este tipo en su trayectoria, los cuales serán estudiados por la misión Lucy de la NASA”, explicó Toni Santana-Ros, investigador de la Universidad de Alicante, España,
"El descubrimiento de un segundo asteroide troyano terrestre puede mejorar nuestro conocimiento de la dinámica de esta esquiva población. Al comparar la naturaleza orbital de los dos troyanos terrestres conocidos hasta ahora, podemos comprender mejor los mecanismos que permiten su estabilidad transitoria", agregó quien también trabaja en el Instituto de Ciencias del Cosmos de la Universidad de Barcelona.
Por último, según revelaron los astrónomos, este nuevo y gigantesco cuerpo celeste que acaban de descubrir se encuentra ubicado en la posición L4 de acuerdo a los puntos de Lagrange, por lo que, según estiman, tras acompañar a la Tierra por al menos 4.000 años, dejará el punto de Lagrange de la Tierra, posiblemente terminando en una órbita altamente elíptica alrededor del Sol, tal cual sucede con muchos otros asteroides.
Si bien por el momento, los astrónomos no han podido confirmar el origen del “2020 XL5”, las investigaciones llevadas a cabo los llevan a estimar que provendría del cinturón principal de asteroides ubicado entre las órbitas de Marte y de Júpiter, por lo que también podrían ser mucho más comunes de lo que se creía hasta el presente.
Este hallazgo no hace más que reforzar la teoría de los astrónomos acerca de la existencia de muchos más asteroides troyanos orbitando en el Sistema Solar, lo que, según afirman, les permitiría conocer más datos acerca del origen y de la evolución del Universo.
“Aunque poder avistarlos no es una tarea para nada sencilla, especialmente si se encuentran ubicados muy cerca del Sol”, concluyó Santana-Ros.
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