Mientras Adam Dickinson, su esposa, Eva, y sus dos hijos, Lucas y Sofía, disfrutaban de una caminata por la playa de Pakiri, ubicada en Auckland, Nueva Zelanda, se toparon sorpresivamente con una gigantesca, monstruosa y pegajosa masa amorfa con un centro gelatinoso color rojo púrpura oscuro extendida sobre la arena que les llamó poderosamente la atención.
Así, si bien en un primer momento pensaron que se trataba de una de las tantas aguas vivas que suelen quedar varadas en las orillas del agua, su particular color y movimientos volcánicos no coincidían en nada con los de una medusa común y corriente.
Totalmente desconcertados, Adam y Eva decidieron acudir a la ayuda de un experimentado guardavidas que, tras revisar minuciosamente el movedizo objeto que parecía un cráter de lava púrpura hirviente, llegó a la conclusión que se trataba nada más ni nada menos que de una Melena de León (Cyanea capillata), la mayor especie de medusas que habitan en las aguas de Nueva Zelanda.
"Realmente no sabíamos qué era. Era una gran mancha púrpura que se sentía como una carga de músculos que se contraen. Fue bastante increíble y realmente difícil de describir”, comentó Adams en una entrevista a Auckland Now.
"Pasamos mucho tiempo mirándola por sus bellos colores y forma. Mi hijo dijo que le recordaba a un volcán", agregó.
Melena de León, la medusa más grande del mundo
La Melena de León es la especie más grande de medusa gracias a su campana que puede crecer hasta 2,10 metros y a su gruesa mata de tentáculos, similares a los cabellos de las personas, que pueden alcanzar los 36,6 metros de largo y que le dan esa forma muy similar a la de una melena, de ahí su nombre.
“Si bien estos invertebrados globulares pasan la mayor parte de su tiempo en alta mar, flotando en el océano abierto, son muy comunes en las aguas de Nueva Zelanda durante el verano, no así ahora en el otoño”, comentó, por su parte, Diana Macpherson, bióloga marina del Instituto Nacional de Agua e Investigación Atmosférica de Nueva Zelanda.
Al igual que la mayoría de las otras especies de medusas, la Melena de León también usa sus poderosos tentáculos para aturdir y capturar a sus presas.
“Las células urticantes de sus tentáculos expulsan una importante cantidad de veneno cuando entran en contacto con los peces pequeños, crustáceos o, incluso, con medusas de menor tamaño. Afortunadamente, las Melenas de León no son mortales para los humanos, aunque una picadura de sus gigantescos tentáculos puede resultar muy dolorosa”, concluyó Macpherson.
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