Arqueólogos israelíes descubrieron nuevos fragmentos de un Manuscrito del Mar Muerto en el desierto de Judea, al sur de Israel, que fueron calificados como el mayor tesoro de su clase hallado en los últimos 60 años.
Así lo dio a conocer públicamente a través de un comunicado publicado en su página oficial la Autoridad Israelí de Antigüedades (AAI) quien confirmó que fueron encontrados durante una serie excavaciones que se están llevando a cabo en el interior de la cueva de un acantilado de la reserva natural de Nahal Hever.
Según los investigadores, los fragmentos, que curiosamente en su gran mayoría están escritos en griego, les permitieron reconstruir pasajes de los libros de los 12 profetas menores de la Biblia, incluidos Zacarías y Nahum.
Para Yosef Garfinkel, director del instituto arqueológico de la Universidad Hebrea de Jerusalén, este nuevo descubrimiento “podría profundizar en la historia de la traducción griega de la Biblia”.
Los especialistas creen que las cuevas sirvieron de refugio para los judíos en el momento de la destrucción del Segundo Templo de Jerusalén por los romanos, en el año 70, y durante la revuelta de Bar Kokhba unos 65 años más tarde. “Por primera vez en unos 60 años, las excavaciones arqueológicas han descubierto fragmentos de un pergamino bíblico”, dice el comunicado.
Para llevar a cabo el trabajo, que se extendió sobre la región del desierto de Judea ubicada en Cisjordania -territorio ocupado por Israel desde 1967-, la AAI les proporcionó a los arqueólogos drones y equipos de montaña.
“En estos nuevos fragmentos encontramos un cambio textual completamente inesperado, que todavía no explicamos del todo”, explicó Garfinkel quien también reveló que un pasaje “en lugar de la palabra ‘portales’ que se encuentra en las otras versiones, aparece el término ‘calles’”, por lo que están tratando de descubrir el significado de esa variación.
Monedas, flechas y una momia
Además de los fragmentos de pergamino, en el lugar de la excavación los arqueólogos israelíes también encontraron lo que, según creen, es la canasta sobreviviente más antigua del mundo.
Según la datación por radiocarbono que le realizó la profesora Elisabetta Boaretto del Instituto de Ciencias Weizmann en Rehovot, la canasta fabricada con cañas tejidas, que estaba en perfecto estado y con su tapa correspondiente, tiene más de 10.500 años. Esa fecha data del período Neolítico, anterior a la llegada de la cerámica a la región.
Al igual que los pergaminos mucho más tardíos, la canasta sobrevivió todos estos años debido al notable calor y la aridez de su ubicación: las cuevas de Muraba'at en la reserva de Nahal Darga.
Si bien su capacidad de alrededor de 90 a 100 litros les hizo pensar en un primer momento a los arqueólogos que pudo haber sido utilizada para almacenamiento, no encontraron restos en el interior que indicaran lo que podría haber almacenado.topógrafos también hallaron los restos momificados de forma natural de un pequeño, probablemente una niña, envuelto en tela, como si le hubieran puesto una manta encima, que data de hace unos 6.000 años y que, al momento de morir, la criatura con pelo, acurrucada en posición fetal, tendría entre 6 y 12 años de edad.
Por último, encontraron un gran cantidad de monedas de los días de la desafortunada revuelta de Bar Kojba contra los romanos en 133-135 de nuestra era como así también varias puntas de flechas y lanzas, telas tejidas, sandalias e, incluso, varios peines para piojos.
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