El huracán Katrina tocó tierra a las 06,10 de la mañana del 29 de agosto de 2005 en el estado de Luisiana, Nueva Orleans, y en apenas dos horas sus poderosas ráfagas de viento que por momentos superaron los 280 kilómetros por hora, lo convirtió en una de las peores catástrofes naturales y entre los tres más letales de toda la historia de Estados Unidos.
En total, dejó el doloroso saldo de 1.833 muertos, la mayoría en la ciudad de Nueva Orleans, y daños materiales que, según los especialistas, rondó nada menos que los 146.000 millones de dólares. Más del 80% de la ciudad se inundó, a punto tal que en algunas zonas el agua alcanzó una altura de seis metros, y hubo más de 100.00 casas que fueron arrasadas por la furiosa potencia del viento y del agua. A ello hay que sumarle los cobardes actos de vandalismo que se registraron tanto durante los momentos previos al paso del fenómeno, como así también durante las semanas posteriores en donde le caos, la desazón y el desconcierto se apoderó de los habitantes que habían logrado sobrevivir a semejante fenómeno climático.
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Entre el optimismo y la desazón
Hoy, a quince años de esa tragedia, la ciudad que tiene en el turismo a su principal fuente de ingresos todavía sigue luchando por recuperarse. Aunque el destino parece haberse vuelto a ensañar con sus habitantes ya que es una de las zonas más afectadas por la pandemia del coronavirus. Por eso, en Bourbon Street, el histórico Barrio Francés de la ciudad, que hace apenas unas semanas estaba repleto de personas que celebraban el Mardi Gras, lamentablemente, en las últimas horas tanto las tiendas como los bares han tenido que volver a cerrar sus puertas.
Más allá de eso, a lo largo de todos estos años, las autoridades locales han trabajado en la implementación de un sistema que fue especialmente diseñado ante la posibilidad de que ocurra un huracán similar, o aún más poderoso que Katrina. “En los últimos años hemos mejorado notoriamente el sistema de drenaje y bombeo para lidiar con el agua que entre a la ciudad, aunque este nuevo sistema no es adecuado para sostener a Nueva Orleans indefinidamente”, explicó, a BBC Mundo, el ingeniero civil Ed Link, que estuvo a cargo de la investigación para determinar el porqué los diques de la ciudad no soportaron en su momento el ataque de Katrina.
“Si bien el acelerado aumento del nivel del mar y la probabilidad de que los huracanes sean más severos, requerirán medidas adicionales para mantener segura la ciudad, sin duda alguna hoy está en mejor situación de riesgo que nunca. Aunque como todas las ciudades costeras enfrenta un futuro incierto, la diferencia entre Nueva Orleans en 2005 y Nueva Orleans en 2020 es enorme”, concluyó.
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