Tras casi 40 años de inactividad, el volcán Mauna Loa de Hawái, el más grande del mundo que todavía permanece activo, entró en erupción en el día de ayer, lunes 28, según explicó la Agencia de Gestión de Emergencias hawaiana, en su cuenta de Twitter.
Si bien hasta el momento la erupción se limita al área de la caldera del volcán y no presenta ningún riesgo para las comunidades que se encuentran en la base de la montaña, los especialistas afirmaron que ya se han abierto varios refugios como medida de precaución, ante la alta posibilidad de que ocurran erupciones de mayores dimensidades.
Las autoridades de Hawái confirmaron que todavía no han emitido órdenes de evacuación, aunque tanto la zona de la cumbre como varias carreteras de la región se encuentran totalmente cerradas.
Una cámara web del USGS ubicada en el borde norte de la cumbre de Mauna Loa mostró fisuras eruptivas largas y brillantes dentro del cráter volcánico, que contrastaban con la oscuridad de la noche.
Además, agregaron que el Observatorio de Volcanes de Hawái está en contacto con el personal de gestión de emergencias y que realizará un reconocimiento aéreo sobre el volcán de 4.168 metros de altura lo antes posible.
“Alrededor de la mitad de las erupciones registradas del Mauna Loa se han limitado a la zona de la caldera sin que supusieran ningún peligro para las poblaciones cercanas", informaron los especialistas.
Por su parte, el Servicio Nacional de Meteorología de Estados Unidos advirtió que se puede acumular un resto de ceniza de menos de un cuarto de pulgada en algunas partes de la isla, por lo que recomendaron a las personas con problemas respiratorios que no salieran de casa para no inhalar las partículas en el aire.
Ubicado a pocos kilómetros del de Kilauea, que en 2018 sufrió una erupción que destruyó más de 700 hogares, obligando a varios residentes a desplazarse, el volcán de Mauna Loa, uno de los seis volcanes activos que hay en Hawai, ha entrado en erupción 33 veces desde 1843, según el USGS.
Su hasta ahora última erupción tuvo lugar en 1984, duró 22 días y produjo flujos de lava que llegaron hasta unos 7 kilómetros de la ciudad de Hilo, donde actualmente viven apenas cerca de 44.000 personas.
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