A medida que los días pasan el nivel del río Paraná continúa descendiendo de manera preocupante, a punto tal que, según informó el Instituto Nacional del Agua (INA), a finales de julio se espera que baje hasta los -30 centímetros por debajo del nivel del mar.
“Los santafesinos estábamos acostumbrados a ver una columna de agua que hoy es inexistente”, comentó, Carlos Ramonel, profesor de la Facultad de Ingeniería en Ciencias Hídricas de la Universidad Nacional del Litoral, en una entrevista a Cadena 3.
Al ser consultado acerca de las causas que dieron lugar a esta histórica bajante que afecta principalmente a las provincias de Entre Ríos y Santa Fe, Ramonel afirmó que la razón de este fenómeno no tiene que ver con las represas de Brasil, tal como se había dicho en un principio.
“Un montón de especialistas instruidos en la materia descartan que ésta sea la razón de la bajante y se lo indilgan a la escasez de precipitaciones que se registraron en los meses de primavera y verano de los años anteriores”, señaló.
Por último, en cuanto al panorama muy poco alentador que se avizora para los próximos meses, Ramonel anticipó que la situación se va a revertir con la ocurrencia de lluvias, sobre todo en distintas partes de la cuenca.
Bajante del Paraná: futuro preocupante
“El grueso de las lluvias que alimentan el Paraná provienen de territorio brasilero, por lo que va a haber un pequeño alivio a la bajante gracias a una lluvia que ha ocurrido en el río Iguazú. Es un repunte que está descendiendo a una velocidad de 100km/día, que va a elevar los niveles hidrométricos unos centímetros”, detalló.
Sin embargo, resaltó que para revertir definitivamente esta bajante hacen falta lluvias persistentes en el sur de Brasilia, lo que, según anticipan los meteorólogos, tendría lugar recién hacia fines de este año.
Por último, se refirió a la riesgos que acarrea para la población la falta de agua potable en la provincia de Santa Fe. “Desde hace tiempo, las distintas reparticiones, a nivel provincial y nacional, vienen evaluando este fenómeno y están modificando sus instalaciones para asegurar el suministro de agua potable”, concluyó.
Al respecto, desde el INA señalaron que se esperan impactos en las tomas de agua para consumo urbano, para la refrigeración de centrales de generación eléctrica y de los procesos industriales, como así también “serios problemas en la navegación fluvial, en la estabilidad de márgenes, en la fauna íctica de la región y una gran exposición a incendios en las márgenes y en las islas de la región”.
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