Un grupo de científicos de la Agencia Aeroespacial China está ultimando los detalles para la puesta en marcha de un ambicioso plan destinado a la producción de lluvia artificial en el Tíbet, uno de los lugares más áridos del planeta, como próximo paso en su histórica carrera por intentar controlar el clima.
El principal objetivo de este proyecto es lograr incrementar las escasas precipitaciones que se registran en la mencionada zona a nada menos que unos 10.000 millones de metros cúbicos al año, lo que significa el 7% del total del consumo de agua en el país.
Según informaron los especialistas a través de un comunicado de prensa, para llevar a cabo esta arriesgada apuesta, utilizarán una red de decenas de miles de cámaras especiales que serán colocadas estratégicamente en la cima de la meseta tibetana donde se quemará un tipo especial de combustible sólido para generar yoduro de plata, un poderoso químico que, a su vez, creará nubes que darán paso a la lluvia.
A medida que el viento golpea la montaña, produce una corriente de aire ascendente que arrastra las partículas hacia las nubes para inducir la lluvia y la nieve.
Cómo ponerse a salvo de una tormenta eléctrica
De acuerdo al diario británico The Guardian la empresa estadounidense General Electric fue la que llevó a cabo los primeros experimentos de siembra de nubes en 1946. Luego esta tecnología fue adoptada por la Unión Soviética y mejorada por
China.
Asimismo, según un informe publicado en Businnes Insider, China tampoco es el único país que ha invertido en esta tecnología, ya que decenas de naciones, incluido Estados Unidos, también tienen programas de este tipo, pero éste sería el más importante desarrollado hasta el presente.
Por su parte, la iniciativa ya generó mucha preocupación en países vecinos como India, entre la incertidumbre sobre el impacto de esta tecnología y las tensiones regionales, cosas que, por el momento, no están comprobadas. .
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