Comprar una lancha es una inversión costosa. Como con los autos, en el mercado usado hay que tener cuidado para no comprar gato por liebre.
Claves para elegir una guardería para la lancha
Por eso la principal recomendación es la de asesorarse con un vendedor de prestigio, sin descartar la ayuda de algún amigo con experiencia en el uso de lanchas.
A tener en cuenta: revisar a fondo la estructura plástica: buscar imperfecciones como hendiduras, marcas de tela de fibra de vidrio fáciles de distinguir por ser tipo “piel de cocodrilo”, arrugas, etc., indicarán un arreglo mal hecho y por ende fragilidad del material tras un golpe o choque.
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También chequear si el gelcoat (pintura externa) tiene rayaduras, fisuras o sobrepintado. En los compartimentos de guarda (tambuchos, sentina, buches laterales) y del motor, revisar charcos de resina seca o partes de fibra de vidrio sin resinar. Todo significa construcción o reparación de mala calidad.
Es fundamenta que tornillería y herrajes sean de acero inoxidable, desechando el galvanizado que tiende a corroerse (se distingue por manchas de oxido sobre el plástico) y a cortarse.
En cuanto a cáncamos y cornamusas, hay que asegurarse que estén fijados no sobre el plástico sino sobre tacos de madera que ayudan a distribuir la fuerza de los tirones de los cabos. También habrá que remover la alfombra, si la tuviese, para chequear la integridad del piso, el correcto tramado del antideslizante, etc.
Por simple proceso físico de ósmosis es normal que se acumule agua en sentina o el compartimento del motor: que los espacios se encuentren secos y sin manchas tipo sarro habla de un buen mantenimiento.
Con respecto al motor, hay que verificar con un técnico o bien confiar en el rendimiento de éste en alguna prueba de navegación, que además servirá para poner atención sobre el comportamiento marinero de la lancha.
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