Mientras Estados Unidos se dedicaba a concentrarse en el programa “Apolo” que llevaría al hombre varias veces a la Luna, el domingo 5 de enero de 1969 la Unión Soviética lanzaba, desde el cosmódromo Baikonour de Kazajstán, país que por entonces formaba parte de la república soviética, la sonda espacial Venera 5 con rumbo a Venus.
Por qué es tan difícil explorar Venus
Tras varios meses de vuelo, finalmente, el 16 de mayo de ese mismo año y gracias a la valiosa ayuda de un inmenso paracaídas, la sonda logró sobrevolar durante 53 minutos la atmósfera del planeta popularmente como “Lucero del Alba” o “Lucero Vespertino”. Durante ese lapso, la nave rusa pudo enviar valiosísimos datos atmosféricos que serían comprobados y mejorados en las siguientes misiones "Venera".
De hecho, gracias a esas exitosas expediciones, los científicos pudieron constatar que la temperatura en la superficie de Venus rondaba entre los 457 y 474 grados centígrados, haciendo totalmente imposible la existencia de vida.
Venera 5
A diferencia de su antecesora, la sonda Venera 4, de la que presentaba un gran parecido en cuanto a su formato exterior, Venera 5 contaba con un poderoso cargador de 405 kilos que, tras desprenderse de la onda, realizó mediciones directas en la atmósfera del planeta. Y, mientras las paredes de su módulo de aterrizaje se reforzaron en comparación con las del modelo anterior, el equipo de investigación se encendió a una distancia de 50 kilómetros del nivel medio del suelo.
Durante su descenso se realizaron más de 70 medidas de temperatura y unas 50 medidas de presión y también se obtuvo información más detallada sobre la composición de la atmósfera, lo que les permitió a los científicos rusos comprobar que contenía entre un 93 y 97% de dióxido de carbono; entre un 2 y un 5% de nitrógeno y de gases nobles, no más del 0,4% libres oxígeno y entre 4 y 11 mg / dcm³ de vapor.
Según reportaron las autoridades que estuvieron a cargo de la supervisión de la expedición de la sonda Venera 5 a Venus, el equipo científico que llevaba a bordo dejó de funcionar cuando alcanzó una altitud de entre 24 a 26 kilómetros sobre la superficie de Venus en la que la temperatura rondaba los 320 grados centígrados.
Algo que, por cierto, preocupó muy poco a los especialistas que reconocieron a la expedición protagonizada por la sonda espacial Venera 5, como la más exitosa y valiosa de las Venera que habían tenido lugar hasta entonces.
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