Por más que andar en bicicleta sea una actividad sumamente placentera, como toda máquina, la bici no está exenta de sufrir problemas mecánicos o averías. Algunos son más comunes que otros, pero todos tienen solución, y lo que es mejor, se pueden evitar si se toman los recaudos necesarios.
De más está decir que siempre que salgamos a rodar debemos llevar un juego básico de herramientas para solucionar los problemas que podamos tener en el camino.
Pinchazos
El problema más frecuente con el que lidia todo ciclista, y uno bastante molesto si sucede en la mitad de nuestra ruta. Para reducir las probabilidades de pinchar, es fundamental inflar la cámara con la presión adecuada. Si uno la desconoce, toda cubierta tiene detallada con un relieve cuánta presión soporta.
Además, siempre se debe controlar el estado de las cubiertas. Unas muy desgastadas pueden ser atravesada más fácilmente por algún elemento punzante.
Corte de cadena
No sucede tan a menudo como un pinchazo, pero es un problema que todo ciclista quiere evitar. Para ello es muy importante controlar el estado de la misma y cambiarla cuando se encuentre muy estirada.
Lo mejor es que un mecánico se encargue de revisarla cuando mandamos la bicicleta hacer un mantenimiento general cada un par de meses.
Rayos rotos
Es un problema que además puede provocarnos un pinchazo. Se puede evitar si llevamos un mantenimiento apropiado de la bicicleta, pero siempre la mala suerte nos puede jugar una mala pasada en el camino, como una piedra u obstáculo que golpee contra la rueda.
Si estamos frente a esta situación, lo aconsejable es remover el rayo de la rueda. Si no es posible, podemos atarlo al rayo de al lado para seguir rodando hasta llegar a casa.
Cambios que no funcionan
La transmisión es el corazón de la bicicleta, por lo que es fundamental estar siempre atento a ella. Mantenerla en buen estado no es difícil si estamos al día con los mantenimientos correspondientes.
Aún así, los fallos en la transmisión se pueden producir debido al desgaste de los piñones o los platos, o debido a un mal uso de los cambios al rodar. Una falla común es que el desviador se doble a causa de un golpe. En este caso, si estamos a mitad de camino, lo aconsejable es acomodarlo con la mano cuidadosamente.
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