El deshielo del glaciar Eyjafjallajökull en Islandia ha puesto a descubierto un sorprendente hallazgo, los restos de un B-17 Flying Fortress, un enorme avión que se estrelló en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial.
El hecho se remonta al 16 de septiembre de 1944. Un avión B-17 Flying Fortress de la Fuerza Aérea de Estados Unidos se dirigía hacia Inglaterra para formar parte de una operación en territorio alemán, pero las malas condiciones climáticas lo obligaron a salir de su ruta tener que repostar en Islandia. Tras esto terminó estrellándose sobre el glaciar Eyjafjallajökull, al sur del país.
Por lo que se pudo saber, el impacto contra la tierra no fue demasiado fuerte gracias a que la nieve funcionó como amortiguación; incluso toda su tripulación logró sobrevivir. A los pocos días la mayoría de los restos de la aeronave ya estaban sepultados por la nieve y el hielo.
Ahora los restos de este avión vuelven a ver la luz debido al retroceso del glaciar, producto del aumento de las temperaturas. El lugar del hallazgo se ha convertido en una atracción turística para los vecinos de la zona, quienes se niegan a que los restos sean retirados.
El B-17 Flying Fortress fue un bombardero pesado que prestó servicio en el Cuerpo Aéreo del Ejército de los Estados Unidos y la Real Fuerza Aérea británica durante la Segunda Guerra Mundial.
Entro en servicio en Estados Unidos en 1938 y en total se construyeron 12.731 unidades. Fue una aeronave que tuvo una fuerte actividad durante todo el conflicto, donde obtuvo reconocimiento debido a sus buenas prestaciones. Era capaz de llevar hasta 8.000 kilos de bombas.
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