La legendaria Sistema Colt 1911

A partir de su adopción por las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos de América, la Colt 1911 –tal vez la máxima creación de John M. Browning– se constituyó en una de las más exitosas pistolas, formando un duo inseparable con el cartucho .45 ACP. Argentina –conjuntamente con Noruega– fueron los únicos que obtuvieron la licencia para fabricarla. La historia comienza en el año 1923, con la sanción de la Ley Nacional 11.266, en la cual se presupuestaba la adquisición de armas portátiles y se sentaban las bases para su producción local.

A raíz de esta norma, en el año 1927 se firma un contrato con la firma Colt para la adquisición de 10.000 unidades y con ello, la licencia, la provisión de los conocimientos necesarios y la colaboración de sus técnicos para su fabricación en nuestro país. Las maquinarias que las fabricarían conjuntamente con su munición, fueron ordenadas a la empresa alemana Fritz Werner en el año 1933.

Fue recién en 1945 –cuando ya estaba lista la Fábrica Militar de Armas Portátiles "Domingo Matheu" en Rosario– que se trasladaron las máquinas para la fabricación de las pistolas desde el Arsenal Esteba De Luca, donde se habían comenzado a fabricar las primeras piezas en el año 1943. Dos años después comienza la producción en serie de los primeros 6.000 ejemplares, con la denominación de pistolas Sistema Colt Modelo 1927, pasando a la historia simplemente como la Sistema.

Para la fabricación de sus partes principales, la corredera y el armazón, se partía de barras de acero SAE 1045/1050 que luego de su forjado eran mecanizadas. El mismo material se utilizaba para la fabricación del cañón.

Una vez terminada la pistola, se probaba su funcionamiento, efectuando siete disparos sobre una cuadrícula de 20x20 centímetros y a una distancia de 12 metros. Todas las Sistema Colt salían de la FMAP (Fábrica Militar de Armas Portátiles) con su blanco de prueba firmado por el tirador que la había realizado.

Posteriormente se la pulía, se estampaban los números de serie y se le grababa la dependencia oficial que la requería conjuntamente con el escudo nacional, si correspondiese. En la última etapa del proceso, se la pavonaba con un medio alcalino que le brindaba un prolijo acabado negro.

Pese a que su producción llegó solamente a 88.494 unidades, muchas de las cuales han sido dadas de baja de la dependencia que las poseía y varias de ellas destruidas, afortunados aficionados poseen actualmente un ejemplar que seguirá brindando satisfacciones por muchos años más.