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ARMAS | 27-08-2019 13:20

Renace el uso del 9 mm corto en pistolas pequeñas

La producción de nuevas armas ultra compactas para el calibre .380 Auto, puso de moda nuevamente al veterano cartucho a más de cien años de su presentación.

Creado a principios del Siglo XX por John M. Browning, el 9 mm corto fue introducido al mercado por la firma Colt en el año 1908. Conocido también por las denominaciones de 9x17, 9 mm Kurz, .380 ACP y .380 Auto, este pequeño cartucho gozó de gran popularidad en un comienzo. Si bien está considerado como el mínimo aceptable para utilizar en un arma de defensa –su eficacia está un poco debajo del .38 Special de carga estándar–, su poco retroceso y el hecho de que es disparado en armas de pequeño tamaño le ha ido ganando adeptos.
Durante la Segunda Guerra Mundial fue utilizado como calibre militar/policial en las Walther PPK y Beretta 1934, entre otras. No obstante, en Europa fue mucho más popular el 7,65 mm Browning (.32 Auto), pero el usuario de los Estados Unidos siempre volcó su preferencia hacia el pequeño 9 mm. Algunas policías europeas mantuvieron al .380 Auto como calibre de sus armas de servicio hasta principios de los ‘80, donde comenzó a ser reemplazado por el más potente 9 mm Parabellum. Luego de ello hubo un período en el fue paulatinamente perdiendo popularidad, hasta pasar a ser un calibre casi olvidado.
Nuestro país es un caso atípico, ya que en la década del ‘70 la empresa Bersa lanzó su primer modelo recamarado para el .380 Auto. Hasta ese momento las pocas armas de ese calibre en el mercado local eran antiguas pistolas europeas (Colt 1908 y FN 1910, entre algunas otras), o la mítica Walther PPK, que siempre tuvo un precio elevado. Y pese a disponer fácilmente de un arma de fabricación nacional, la escasez de munición .380 Auto por aquellos años atentó contra su difusión.

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En la actualidad, el diseño de modernas armas ultra compactas hizo que recobrara su popularidad, la que es acompañada por nuevos desarrollos de municiones mucho más efectivas. Tanto es así que en el Shot Show de 2009, la Ruger presentó su modelo LCP, de un tamaño apenas un poco mayor que una chalequera calibre 6,35 mm (.25 Auto), convirtiéndose en un éxito comercial desde un primer momento, a tal punto que desde su lanzamiento estaba sobrevendida: el importador local –por dar un ejemplo– tenía reservada la totalidad de las pequeñas pistolas antes de que llegara a puerto el primer pedido.
Muchas otras firmas aceptaron el desafío y salieron a competir en el mismo segmento: Taurus, Beretta, Remington, Smith & Wesson, Glock y muchas marcas más comenzaron así a fabricar armas de reducido tamaño y diseño slim en calibre .380 Auto para satisfacer la demanda. Sin duda, las dimensiones de las pistolas que lo disparan y la mejor performance de modernas municiones lo han vuelto a poner de moda, ya sea para utilizarlo en un arma secundaria o en una principal de portación ultra oculta.

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La nacional Bersa –pionera en nuestro país de pistolas .380 Auto– no se quedó atrás y diseñó su Thunder CC (Concealed Carry, portación oculta en inglés). Una adecuada reducción del tamaño de la anterior Thunder 380, más un incremento en su capacidad de carga (8+1 cartuchos), con el agregado de detalles destinados a cumplimentar los requisitos de la ATF de EE.UU para exportar armas a su país (llave de traba, indicador de cartucho en recámara, seguro externo, etc.), arrojaron como resultado un arma totalmente competitiva dentro de ese importante mercado.
Muchos usuarios consideran al .380 Auto como un cartucho poco adecuado para fines defensivos, pero debemos tener en cuenta que en armas pequeñas sólo disponemos hacia abajo de pistolas calibres .32 Auto (7,65 mm) o .25 Auto (6,35). El primero de ellos prácticamente abandonado por los importadores locales y el segundo… realmente insuficiente.

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Pablo Crespo

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