Hace unos años se encontró en Letonia un escondite de armas (de fuego, municiones y explosivos) para espías alemanes y saboteadores que operaran detrás de las líneas soviéticas. Habían pasado 70 años desde su creación, pero todo su contenido no tenía óxido ni corrosión. ¡Se encontraba listo para usar!
Cómo pasó eso: las armas fueron engrasadas y envueltas adecuadamente, y todo fue sellado en contenedores herméticos (no se conoce si se incluyó algún tipo de desecante para absorber la humedad). Al mantener el aire y la humedad afuera, el interior se mantuvo seco y limpio. Si las cosas se almacenan así pueden durar mucho tiempo. Entonces, ¿cómo hacerlo con los materiales de hoy?
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Lo ideal es un tubo de PVC de 4 o 6 pulgadas de diámetro con sus tapas. Eso no se corroerá en ninguna situación razonable que se pueda imaginar. Con cemento para PVC se pega la tapa de un extremo. Por el otro se insertan los contenidos, se cementa esta tapa y se entierra el tubo. También se puede usar una tapa atornillable extraíble en un extremo si se desea, siempre con una junta tórica para sellar el contenido contra el exterior.
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Si lo que vamos a almacenar son armas de fuego, primero limpiarlas. Luego: opción 1) para un almacenamiento a corto plazo, rociarlas con aceite para armas. Opción 2) para un almacenamiento a largo plazo, usar grasa. Si bien casi cualquier grasa de calidad debería funcionar, la de cojinetes de una tienda de autopartes no cuesta mucho.
A continuación, colocar las armas en una bolsa de plástico (las de freezer, más gruesas, son ideales; las tipo Ziploc, mejores aún) y expulsar todo el aire que se pueda mientras se sella.
Si quiere estar aún más seguro, engrasar el arma antes de ponerla en la bolsa y agregar un poco de desecante (gel de sílice) antes de aspirar y sellar
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