Las uruguayas termas de Arapey –a 532 kilómetros de Buenos Aires– poseen un rasgo singular: tienen alrededor un moderno resort de estilo casi caribeño con vista a una verde planicie y a los caracoleos de un río. Las aguas de sus ocho piscinas brotan a 41 ºC y los bañistas caen en un ocioso letargo, relajados con el agua al cuello. Muchos se entregan a la lectura, incluso dentro del agua con un flota-flota de gomaespuma en la nuca y otros dos detrás de las rodillas, formando una cama. Estos baños termales son efectivos para el reumatismo por la presencia de yodo, hierro, calcio, magnesio y flúor. Hay quien suda la gota gorda en el moderno gimnasio pero la mayoría opta por la inacción extrema que lleva a una actitud meditativa.

Paseos y sabores bajo el encanto de las palmeras
Un enérgico equipo de animación invita al aquagym, a la zumba y a las bicicleteadas con éxito relativo: la mayoría prefiere descansar (otros optan por el yoga o el remo en la laguna). Los padres –y los huéspedes en general– se liberan de los niños: las niñeras los llevan a un miniparque o a la sala de cine. El área del resort Altos del Arapey es tan grande que hay espacios de intimidad y paz para todos, incluso si las 156 habitaciones se llenan: en días de semana reina una calma y silencio absolutos. La consigna hecha realidad aquí es “cero estrés”.

El Delta y sus tesoros escondidos
Más información: www.altosdelarapey.com
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