En la prisión Sing Sing, en Nueva York, ejecutaron a cientos de personas y nosotros la conocimos a través de varias películas de Hollywood. Fugarse de allí era el sueño de todo recluso desde que empezó a funcionar sobre el río Hudson. Próximamente las celdas que albergaron a gánsters, condenados a la silla eléctrica y también escenario real de varios largometrajes podrán ser visitadas por el público. Habrá un pasaje de 91 metros que llevará a las ruinas de la zona amurallada donde se encontraban las celdas y los visitantes podrán informarse acerca de lo que era la vida en la Gran Casa. Pero habrá que esperar hasta 2025 para a apertura del Museo de la Prisión de Sing Sing. Su inusual nombre se atribuye a una frase de los indígenas nativos que quiere decir “piedra sobre piedra”. La iniciativa de volverla museo, como ocurrió con Alcatraz, se ve complicada porque Sing Sing sigue siendo una cárcel de máxima seguridad, que todavía alberga reos. Sin embargo, están muy avanzadas las negociaciones para que un grupo privado comience a renovar la antigua planta eléctrica donde funcionará el museo.
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El proyecto costará 45 millones de dólares y no es una iniciativa del Estado, aunque aportará 3.3 millones en subvenciones. El edificio llegó a albergar a 1.200 presos en seis pisos y, como el Presidio de Ushuaia, fue
construido por prisioneros que eran llevados a un descampado en 1825 y obligados a extraer piedra caliza. Sing Sing Correctional Facility es una prisión del Departamento de Servicios Correccionales del Estado de Nueva York, en Ossining Albergó viviendas durante un siglo, mientras el penal se expandía. El director interino del museo, Brent D. Glass, dirigió recientemente una visita por las ruinas, cuidándose de no pisar alambres de púas. Le gustaría que hubiera en el museo un sector desde el cual observar las celdas. Tal vez se pueda usar la realidad virtual para dar una idea de lo que era la vida en espacio de 1 x 2.3 metros.
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Por sus celdas pasaron Charles Lucky Luciano y el Hijo de Sam, como se conoció al asesino serial David Berkowitz. Allí fueron electrocutadas 614 personas, entre ellas los espías de la Guerra Fría Julius y Ethel Rosenberg. La reputación del penal fue alimentada por Hollywood durante su edad de oro, a través de películas protagonizadas por James Cagney, entre otros. Holly Golightly visitó a Sally Tomato en Desayuno en Tiffanys (foto arriba) y Robert DeNiro estuvo encarcelado aquí en Analízame. Más cerca en el tiempo, en la película Constantine y en su comic oficial, se ve que John Constantine (Keanu Reevs) usar la silla de la prisión de Sing Sing para conectarse con el infierno. En la serie Castle (abajo) es citada en dos episodios y en el programa de Netflix The Punisher, Arthur le menciona a Billy Russo que estuvo preso 10 años allí.
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