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TURISMO | 17-01-2020 18:24

Nueva York reafirma su encanto con exclusivas propuestas

Durante 2019 la Gran Manzana trabajó en la generación de atracciones que se inauguraron en estos últimos meses, entre ellas el primer outlet de la ciudad.
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Conocer de Nueva York lo que los neoyorquinos ni siquiera conocen no es tarea difícil: La Gran Manzana todo el tiempo está en constante cambio y seguirle el ritmo es complejo, incluso para sus propios habitantes. Podemos comenzar con Staten Island, el quinto distrito de la ciudad –los otros cuatro son: Manhattan, Brooklyn, Queens y Bronx–, a media hora de distancia en ferry gratuito (sale de la Whitehall Terminal). Una isla que los argentinos amarían, porque allí abrió sus puertas Empire Outlets, el primer outlet de NYC que aguarda con promociones y marcas de primera. Una tentación ineludible que los compradores compulsivos no dejarán pasar por alto. En caso de llegar temprano conviene postergar la visita para el final del día, así recorremos livianos el teatro St. George (de 1929 y con importantes obras todo el año). Y Postcards, el monumento junto al río que rinde homenaje a las 247 víctimas de la isla que perdieron su vida durante los ataques terroristas del 11-S: formado por dos postales de mármol blanco que apuntan al lugar donde se alzaban las torres gemelas, allí se encuentran grabados el nombre, la fecha de nacimiento y el lugar de trabajo de todos los fallecidos.

Una isla que merece ser descubierta

Los museos alojados en edificios históricos y los jardines de Snug Harbor, a 20’ en bus, son otros de esos lugares para apreciar entre árboles, ardillas y, con suerte, algún ciervo: algo así como un Central Park insular. Sumamos el New York Chinese Scholar’s Garden: extracto perfecto de un parque chino que transmite toda la sensación de estar en la parte opuesta del globo terráqueo. Aunque, sin duda, la mayor atracción del invierno del norte es el Winter Lantern Festival: un evento dedicado a la cultura asiática que reúne cerca de 60.000 visitantes cada año y que exhibe coloridas obras luminosas hechas a mano: dragones, osos panda y otros personajes, a los que se suman bailes y actuaciones todas las noches, de miércoles a domingo.

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De regreso a la costanera y después del Empire Outlets, la noche puede comenzar en un pub con música en vivo, karaoke y cerveza artesanal. Y, de no alojarse en la isla (hay cuatro hoteles), el ferry funciona las 24 horas y el metro, también, así que se puede regresar a cualquier hora. Increíble que los propios neoyorquinos no sepan que aquí pueden disfrutar de la naturaleza sin rascacielos.

Real state de alto vuelo

El otro desafío es preguntar por Hudson Yards. ¡Mmmhhh! La mayoría sabe que existe –como la isla–, pero no que es el mayor emprendimiento de real state de la historia de los Estados Unidos (se calcula en más de U$S 20.000 millones). Este nuevo vecindario de 11 hectáreas –aún en construcción en el West Side de Manhattan– reúne experiencias de compras, moda, gastronomía y cultura junto con la sede de varias corporaciones líderes, miles de residencias, cinco hectáreas de parques públicos, espacios abiertos y lugares interactivos. ¿Cuándo surgió? En 2012, cuando la ciudad no fue elegida para albergar los Juegos Olímpicos y decidió no construir el estadio proyectado para los New York Jets. Las obras comenzaron ese año y no falta demasiado para que terminen. Su corazón geográfico se ubica entre las calles 30 y 34, y las avenidas 10 y 11 (el metro más próximo es 34 St Hudson Yards, línea 7), donde no pasará desapercibida The Vessel: una estructura recientemente inaugurada que costó U$S 200 millones y tiene forma de ¿colmena de abejas? ¿nave espacial?, 16 niveles, 46 m y 154 escaleras interconectadas en zigzag con 2.500 escalones y 80 descansos que llevan a la cima, desde donde se aprecian el High Line, Nueva Jersey... Aunque lo mejor es observar hacia adentro de este laberinto hipnótico. Los visitantes parecen hormigas moviéndose dentro de un gran hormiguero, y las vistas hacia el suelo generan una placentera sensación de vértigo. El acceso es gratuito, aunque hay que reservar entrada con antelación (también hay una opción de pago llamada Flex Pass, que cuesta U$S 10 y permite elegir cualquier día de visita).

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Hacia el piso 102

El Empire State Building es indiscutido. Ese sí que lo conocen todos. Ubicado en la intersección de W34th St y 5th Avenue, este edificio de diseño art decó fue el observatorio al aire libre más alto de Nueva York desde 1931 hasta 1971, año en que tomaron la posta las torres gemelas del World Trade Center. El piso 86 y su mirador resultaron escenarios de numerosas películas y programas de televisión. Sin embargo, son muy pocos los residentes y turistas que pisaron el nuevo observatorio del piso 102, porque comenzó a construirse en enero de 2019 y abrió sus puertas en octubre, hace apenas tres meses. Con cristales que van desde el piso hasta el techo, se trata de una plataforma cerrada y climatizada con vistas de 360º de toda la ciudad ¡a 443 m de altura! Su conexión con el primitivo mirador –el del piso 86– se realiza a través de un ascensor vidriado que ¡deja ver el cielo a medida que sube!

Por tratarse de uno de los destinos más populares del mundo es recomendable visitar ambos observatorios y no perderse los detalles del museo del segundo piso, donde –entre otras cosas– nos enteraremos de que el Empire State: fue el primer edificio en tener más de 100 pisos, se construyó en apenas un año con la mano de obra de 3.500 obreros, posee 6.500 ventanas, código postal propio, desde la vereda hay que dar 1.860 pasos para subir al piso 102, y que trabajan allí diariamente unos 21.000 empleados. La leyenda –verídica, por cierto– cuenta que el edificio fue originalmente diseñado para ser una plataforma de amarre de dirigibles, pero que después de varios intentos la idea se desterró por peligrosa.

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Si disponemos de varios días, sabemos que Nueva York nunca descansa y hay muchísimo por recorrer (https://es.nycgo.com). Pero si el tiempo apremia, no hay que regresar sin disfrutar del renovado MoMA (Museum of Modern Art, W53 St y 6th Ave), que tras cuatro meses de obras y U$S 450 millones de inversión, ha ganado un 30 % más de espacio, lo que se traduce en 1.000 obras más al año en exhibición (2.400 en total).

Un mundo en miniatura

De pasada, a 10 cuadras de allí (44 St y 7th Ave) y a metros de Times Square, Gulliver’s Gate también merece una parada. Allí nos sorprenderá una exposición de maquetas de todo el mundo (más de 50 países), donde paisajes, edificios y personas están representados a escala minúscula. Sorprende ver las ciudades con ojos de gigante. Y mucho más aún a la Argentina representada con las Cataratas del Iguazú, Puerto Madero y La Boca al ritmo del tango.

Como despedida, hay dos must ineludibles: una escapada a Broadway (44 St entre 7th y 8th Ave) para deslumbrarse con Frozen o alguna de las maravillosas puestas en escena a las que estos teatros nos tienen acostumbrados (siempre es recomendable disfrutar, al menos, de una obra en NYC). Y cenar a bordo del crucero Bateaux, que zarpa del Pier 61 y, a ritmo cansino –show musical a bordo mediante–, recorre el río Hudson regalando las mejores vistas nocturnas de la Estatua de la Libertad, el puente de Brooklyn y los edificios encendidos que reflejan sus luces sobre un mágico espejo de agua. Jamás querremos bajar de ese barco vidriado 360°, y esa será probablemente nuestra excusa para regresar el año próximo en busca de lo nuevo y lo renovado de una ciudad que creemos conocer, pero que siempre nos sorprende con más.
 

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Marcelo Ferro

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