Puerto Madryn tiene diversas propuestas turísticas para disfrutar durante todo el año, más allá de la temporada de ballenas. Aquí vamos a proponer dos que son exclusivas de la zona e ideales para quien busca hacer algo más activo: una es el popular snorkel con lobos marinos y el otro es un circuito autoguiado por las construcciones históricas de la ciudad.
Snorkel todo el año
Esta propuesta comienza en las oficinas de Aquatours, en pleno centro, temprano a la mañana (de acuerdo a como vienen las mareas, para favorecer la navegación). Lo primero es colocarse los trajes seco o de neoprene. Ellos proveen todo el equipo para no mojarse ni sentir molestias durante la inmersión (esto hace que se pueda hacer durante todo el año porque hasta la cabeza está cubierta). Luego se espera junto a la costa, prácticamente en la vereda del local, a que llegue la lancha para llevarnos hasta el punto de inmersión, en cercanías de la estancia La Adela. Sí, hay que meterse en el agua para subir a la embarcación porque no llega hasta la orilla. Primera prueba de impermeabilidad del traje pasada con éxito.
Mientras El Beduino, Andro, Nahuel y Agustín nos ayudan a terminar de completar el outfit ya llegamos hasta la zona indicada. En esa oportunidad salimos al amanecer porque se anunciaba viento Norte más tarde, algo que iba a complicar la navegación. Al acercarnos, ya de día, al punto en que nos sumergiríamos (fuimos los primeros) ya se veían los lobitos en la costa y, cuando nos tiramos al agua (siempre acompañados y asistidos por estos cuatro Mosqueteros), empezaron a acercarse curiosos y juguetones. Con el snorkel mirábamos hacia adentro del agua para descubrir sus piruetas y juegos, algunos los tocaron o compartieron sus movimientos. También nos acompañaron buzos y podíamos ver cómo se les acercaban los lobitos para jugarles, tratar de sacarles los guantes o mordisquearles las manos. Fue un largo rato de diversión, flotación y contacto con la naturaleza. El regreso es con bebidas calientes y alfajores para templarnos un poco mientras comentábamos todo lo que habíamos experimentado.Costo: $ 39.000 por persona.
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Circuito Histórico Cultural
La otra propuesta activa es una caminata por el circuito de casas históricas de Puerto Madryn que, en un recorrido autoguiado y por pocas cuadras en el centro, se recorre el Muelle Piedra Buena, el precioso edificio la estación del Ferrocarril (junto a la nueva terminal de micros, hoy sede del Centro de Estudios Históricos y Sociales de la ciudad), la casa del ex gerente ferroviario hecha en madera o el Chalet Pujol, sede del Museo Oceanográfico y Ciencias Naturales. Son construcciones en ladrillo cuadradas o de madera con ese característico techo metálico, presididas por cartelería explicativa, y es un lindo complemento para cualquier visita a la zona. También se ven la casa Toschke, donde desde 1905 funcionó el primer colegio de la zona, con internado, declarada Patrimonio Histórico en 1983 y hoy sede del la Asociación Cutlural Galesa: el Teatro del Muelle o la Parroquia Corazón de Jesús, hoy anexo de la iglesia frente a la plaza principal San Martín una capilla rectangular, delgada y con una pequeña torre, inaugurada en 1916. Cada parada tiene carteles explicativos y un QR para aprender más. Son pocas cuadras céntricas, está muy bien armado y permite descubrir una nueva cara de la ciudad.
Tampoco puede faltar en una visita el disfrute de la buena gastronomía que se encuentra aquí, para lo que se puede elegir uno de los restaurantes de la costanera Rawson (paradores muy elegantes) para saborear pescados y mariscos preparados con imaginación o de manera clásica, pero siempre super frescos. Un clásico es El Náutico, donde su mozo Walter va a saber sugerir qué se puede compartir de sus abundantes platos. Y si llega el momento de buscar souvenirs para el regreso, junto al muelle Piedra Buena hay una pintoresca feria de artesanos donde venden cremas a base de algas, a tablas de madera y tejidos. Yo elegí los productos de Julia Chocolates (que está cerca de la plaza principal) pues moldean colas de ballenas rellenas con dulce de leche, así como bombones coloridos y alfajores grandotes, todos muy muy ricos. También las tazas y otra vajilla de cerámica entre rústica y brillosa es una característica de la ciudad, que nos hace quedar bien con familiares y amigos.
Después de muchos años sin visitar Puerto Madryn, quedaron las ganas de regresar en verano para disfrutar de esas extensas playas y de todo lo que tiene para ofrecer esta ciudad costera de Chubut que apenas a 15 minutos tiene su aeropuerto.
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