Monday 29 de April de 2024
TURISMO | 02-10-2019 19:31

Mar Chiquita: aventura, naturaleza y cerveza

Además de playa y turismo rural, el partido bonaerense alberga una Reserva de Biosfera y es “cuna” de la cerveza artesanal. Actividades de día y de noche.
Ver galería de imágenes

En verano, el partido de Mar Chiquita es sinónimo de sus balnearios más conocidos: Mar de Cobo, Santa Clara del Mar, Mar Chiquita y, quizás, Atlántida. Fuera de temporada surgen recorridos que van bien con el frío y que, en épocas de calor, complementan las típicas vacaciones de playa.

Reserva de Biosfera

Mar Chiquita: Aventura, naturaleza y cerveza

A apenas 15 km desde Santa Clara se ubica a la localidad de Mar Chiquita (el mismo nombre del Partido por eso a veces se confunden), donde se encuentra la Reserva de Biosfera Unesco cuya denominación correcta es Parque Atlántico Mar Chiquito. La Reserva incluye la albufera (la laguna costera conocida como “Mar Chiquita”, los campos que la rodean y la localidad de Mar Chiquita; sí, el nombre se repite hasta marear).
Nosotros llegamos a la zona núcleo de la Reserva bien temprano, ideal para el avistaje de aves, para sentir los olores del monte y para descubrir huellas en la arena. “Hay 182 especies de aves registradas y más de 200 migratorias”, dice con orgullo Eduardo Lizundia, guardaparque y experto en avistaje, mientras caminamos –silenciosos– entre los árboles. “Para hacer este recorrido hay que pedir autorización y el acompañamiento de un guía en la Municipalidad, porque es una zona muy especial”, destaca. Y es cierto, a medida que avanzamos, la inmensidad se apodera de nosotros. Un sendero serpenteante y custodiado por plantas cola de zorro nos acompañan y parecen vigilarnos. De pronto nos toca subir un gran médano y es necesario exigir las piernas, bombear oxígeno. Se va adivinando el mar, se lo siente cerca y cuando llegamos a la cima ahí está, con pequeñas olas que bañan una playa sin fin, donde parece que todo es posible menos lo humano, como si la civilización no existiera todavía. “Esos son rayadores”, nos señala Eduardo despertándonos de la ensoñación, a la vez que advierte con una sonrisa: “El regreso es tipo sandboard”. Un empujoncito y en un instante estamos médano abajo, deslizándonos con vértigo y naturalidad a la vez.
De regreso en el balneario de Mar Chiquita, a pocos metros de la laguna del mismo nombre nos espera Valentín, que da clases de kite y de windsurf, listo para una pequeña gran aventura. “Soltalo más, con confianza”, dice y al final, cuando se va el miedo, está bueno esto de dejarse llevar por el viento. “¿Se referirá a esto el ‘soltar’ de la autoayuda?”, pregunta alguien del grupo. Pero nadie responde porque ya nos está esperando el Capitán Bimbo para hacer un circuito de paseo en lancha y pesca para el que quiera. “Esto es para el viaje”, dice Verónica mientras nos da uno de los alfajores que ella misma hace y bautizó La Albufera, en homenaje a todo este hermoso lugar que enorgullece a sus habitantes.

Mar Chiquita: Aventura, naturaleza y cerveza

Campo, caballos y sabores

A cinco kilómetros de Santa Clara hay un pueblo arbolado y hermoso que se llama Atlántida. Allí viven Verónica y Gerardo, apicultores y anfitriones de corazón, que nos reciben con panes con miel, tés, mate y una enorme sonrisa. “La idea es que el visitante conozca cómo se trabaja con las abejas y las cosas ricas que se pueden elaborar”, cuentan mientras recorremos la huerta orgánica para luego ir a la galería a probar todo lo que han preparado. Y siguiendo con “lo rico” caminamos apenas unas cuadras y pasamos por lo de Sylvie, mano mágica de los alfajores Armandine, reconocidos por sus sabores originales (hay 27 variedades) y por el tamaño y el peso de cada uno. “Este es una de las vedettes”, nos cuenta mientras nos alcanza un alfajor de chocolate con pasas al rhum. Y sí, tiene con qué.
A 12 km del pueblo de Mar Chiquita y sobre Ruta 11 se encuentra la estancia Nahuel Ruca (quiere decir Cueva del Tigre) donde la propuesta es trekking, avistaje de aves y un circuito de tareas rurales. “Producimos ganado de forma sustentable, así que el turista puede ver cómo son buenas prácticas y en pastizal natural”, nos cuenta Pedro, encargado del lugar, mientras caminamos por un bosque de talas, muy poco común en la zona.

Mar Chiquita: Aventura, naturaleza y cerveza

Cerveza, noche, música 

Para continuar con el estilo rural, a 65 km de Mar del Plata y a 2,5 km de Coronel Vidal (ciudad cabecera) vive Mariano Ezcurra, especialista en caballos. En su establecimiento se puede armar una cabalgata o realizar actividades de equinoterapia. “Para quien nunca se subió, montar un caballo es una experiencia inolvidable”, reflexiona, “y para quien tiene el hábito, resulta gratificante, así que acá siempre recibimos gente con ganas de andar”.
Claro que no todo es naturaleza y ejercicio. Mar Chiquita también es sabores. Y tal es así que Santa Clara es la ciudad donde nació la cerveza artesanal en la Argentina (dato no muy conocido), así que después de todo un día de andar, es momento de hacer un alto, ya sabemos para qué. Cruzando la costanera nos esperan en un lugar muy especial: la casa museo de la familia Orensanz, fundadora de Santa Clara y hoy convertida en un restó digno de una aventura del Corto Maltés: por fuera, todo blanco, con ventanas al mar, y por dentro lleno de madera, libros y recuerdos. Es un espacio que mantiene las habitaciones y ambientes de la casa original y donde se puede ir a tomar cerveza y comer platos preparados con recetas de la familia.
La noche profunda nos espera en Black King, última posta de este recorrido intenso. Aquí nos recibe Pato Maroneo con un trago de su propia invención y que viene perfecto como antesala de lo que comeremos. Un poco de salmón por aquí y algo de palta por allá, acompañada de bruschetta con oliva, una cerveza negra y alguien que prueba un micrófono al
fondo. La jornada termina y empieza la noche.

También te puede interesar

Galería de imágenes

Lorena López

Lorena López

Comentarios

También te puede interesar

Más en
Mirá todos los autores de Weekend