Mainz es una de las ciudades más importantes de Alemania y se la conoce también por el nombre español de Maguncia. Tiene grandes atractivos culturales, desde el Museo Gutenberg, pasando por iglesias como San Esteban o San Agustín, o mecas gastronómicas como el Market de Mainz. La urbe está a unos 50 minutos en auto desde Frankfurt y se asoma a la orilla del famoso río Rin.
Sin duda, su atractivo principal es el museo dedicado al inventor de la imprenta moderna, Johannes Gutenberg. En una sala blindada del Gutenberg Museum, vas a encontrar las dos primeras biblias impresas y otros tesoros bibliográficos de mediados del siglo XV. Hay una recreación del taller de imprenta de Gutenberg, con demostraciones en vivo y un montón de enormes máquinas para que veas la historia de la impresión en occidente. Las técnicas de impresión de oriente también tienen su lugar, con un ala entera del museo dedicada a exponer grabados y xilografías de Japón, China y Corea. También hay una imprenta tradicional en funcionamiento, donde vas a poder apreciar los tipos móviles de plomo y madera y el trabajo de los impresores.
Tres templos imperdibles
Otras de las grandes atracciones de Mainz es la iglesia gótica de San Esteban , con sus hermosas vidrieras de Marc Chagall. Las mismas fueron encargadas al pintor de origen bielorruso en la década de 1970 para la restauración de la iglesia después de la Segunda Guerra Mundial.
La imponente catedral de Mainz, se destaca por el color rosado de la piedra arenisca que se usó para construirla en el siglo XI. Es una de las tres catedrales románicas del Imperio Romano Germánico que se conservan en Europa, junto a las de Worms y Espira.
La iglesia de San Agustín, de interior blanco-dorado y estilo rococó, está decorada con frescos de Johann Baptist Enderle que relatan la vida de este santo.
Delicias gastronómicas
El mercado al aire libre Markt se encuentra en la plaza de Mainz, junto a la catedral. Allí vas a poder comer las típicas salchichas bratwurst o probar platos de pescado rebozado con arroz, muy populares entre los visitantes.
El Museo Romano-Germánico (RGZM), nos permite aprovechar los meses de buen tiempo en su terraza con cervezas artesanales Eulchen. Para acompañar, podés pedir unas Flamkuchen, pizzas de masa hiperfina estilo alemán.
Un lugar clásico para tomarte unas pintas es Zur Andau, cerca de Schillerplatz, donde los lugareños se juntan a beber desde 1844. El complemento perfecto son las currywurst, unas descomunales salchichas al curry con salsa de tomate.
Además, es ineludible acercarse al río Rin para degustar alguno de los vinos blancos de la zona. Cruzando el pequeño puente giratorio de acero, que data de 1887, vas a llegar a una islita donde está Terraza Mole. Allí podés acompañar un blanco local con tapas típicas alemanas. Si querés mayor refinamiento, lo vas a encontrar en Ladendorfs, donde sirven los vinos blancos más selectos.
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