Wednesday 24 de April de 2024
TURISMO | 30-01-2019 15:01

Hallig Hooge, un pueblito alemán con encanto invernal

Este islote en el Mar del Norte, durante el invierno, se vuelve un imán para los turistas gracias a sus casas con techos de paja y a la paz y soledad que allí reina.
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Hallig Hooge es un islote rodeado por el Mar del Norte, frente a la costa de Alemania. Durante los meses de invierno, este pequeño territorio insular está mayormente inundado y sopla un viento muy frío. Además, oscurece muy temprano y no hay faroles. La mayoría de los restaurantes están cerrados y también los museos.  Sin embargo, esto es justamente lo que buscan muchos turistas en los 5,6 kilómetros cuadrados de Hooge: caminar en soledad de noche bajo un cielo completamente estrellado y ver cada tanto alguna estrella fugaz.

Hooge forma parte de los diez islotes Halligen, en Frisia del Norte, en el estado federado de Schleswig-Holstein. Allí viven alrededor de cien personas. En el verano, es invadida por turistas que caminan durante algunas horas por el islote, miran una filmación de cuando sube la marea, comen el tradicional bocadillo de cangrejo y luego regresan al puerto.

01_30Un pueblito alemán con encanto invernal

”En invierno es tranquilo”, dice Karen Tiemann, quien vive con su esposo en una casa de 1750 con techo de paja. La casa ya pertenecía a sus abuelos. ”Se puede ir hasta el dique o tomar un café con los vecinos –cuenta-. En mi infancia casi no llegaban turistas en invierno, sólo durante las vacaciones. Si bien eso ha cambiado un poco, hay pocos hospedajes en invierno”.

Hay días en los que no hay un solo restaurante abierto. Ni siquiera el café “Zum Blauen Pesel” de Tiemann que, en los meses de verano, casi no tiene tiempo libre.  La temporada se extiende hasta finales de septiembre. El domingo por la mañana, el número de feligreses en la pequeña iglesia protestante construida en el siglo XVII es escaso. Hallig Hooge no tiene actualmente su propio pastor y por ahora el servicio está en manos de Matthias Petersen, que llega desde la ciudad de Kiel.


”El Hallig es un lugar especial -destaca Petersen-. El invierno aquí es hermoso. Hay como una desaceleración, el ritmo es más lento. Y el contacto entre los miembros de la comunidad es mucho más estrecho que en la gran ciudad”, asegura el pastor retirado. Hallig Hooge es pequeña y los caminos entre un montículo y otro son cortos. Sin embargo, muchos visitantes perciben exactamente lo contrario: una sensación de espacio e infinito.

Sobre estas elevaciones artificiales (”Warften”), sobresalen del agua las casas de los habitantes. El Mar del Norte, que rodea el Hallig, lo inunda regularmente. Esto sucede en promedio cinco veces al año, generalmente en invierno. Sólo las casas en los diez montículos artificiales permanecen secas. Al mismo tiempo, los vientos sacuden las ventanas y los techos. ”Hay personas que vienen especialmente en el invierno para vivirlo”, asegura la alcaldesa Katja Just.

Durante los meses de verano hay alojamientos privados y viviendas para alquilar. En invierno la oferta de hospedaje es mucho más escasa. El hecho de que no haya inundaciones con mayor frecuencia se debe al dique que rodea Hallig Hooge. Tiene una longitud de once kilómetros. En tres horas se puede dar la vuelta y, con viento fuerte, en cuatro. Y viento hay mucho y muy seguido.

Hallig Hooge se encuentra al sureste de la isla de Sylt y a unos 18 kilómetros de la costa en el Parque Nacional Schleswig-Holstein Wattenmeer.

En invierno, salvo los lunes y los miércoles, hay un servicio de ferry, que también lleva autos, desde el puerto de Schlüttsiel, en Schleswig-Holstein.


DPA

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