Hay una convención de la que no es fácil escapar: cuando se piensa en Orlando o en el centro de la península de Florida, aparecen enseguida Disney (primero) y Universal. Pero la zona ofrece mucho más que eso: se trata de un área de construcciones bajas entre lagos, y avenidas cómodas y rápidas, en la que hay tanto parques temáticos como jardines creados en los años ’30, infaltables paseos en bote, playas, piscinas y una gastronomía sureña que encanta al paladar. ¡Hasta un safari con animales africanos rescatados y la oportunidad de aprender a hacer wakeboard! Y todo entrelazado por una preciosa zona lacustre en la que sus habitantes siempre están sonrientes y atienden con gran amabilidad, tanto en inglés como en castellano. ¿Qué les parece si conocemos un poco de Florida Central, un ámbito ideal para vivir unas vacaciones inolvidables?
La NASA desde adentro: una aventura inolvidable
La ciudad cabecera es Lakeland, la más grande del condado de Polk. Tiene una costanera que rodea un enorme lago en el que hay cisnes y patos, además de estatuas. Es que la reina Isabel de Inglaterra les regaló una pareja de cisnes en 1955 y se reprodujeron hasta crear la gran población que hay hoy. Es linda, con locales comerciales para caminar mirando vidrieras y restaurantes como el Nineteen Sixty-One de impronta cubana, en el que se disfrutan delicias como un ceviche muy especial o los arroces característicos de la isla.
Con la intención de recaudar fondos para rescatar animales africanos, Lex Salisbury instaló Safari Wilderness Ranch en Lakeland. Tienen varias opciones para recorrerlo y entrar en contacto con las especies que albergan: a caballo, en camello o en un camión techado con asientos, que es el más popular. Sabiamente guiados por JJ, que da las recomendaciones antes de partir, va explicando su forma de vida en la reserva e indica en qué momento se pueden alimentar a cebúes, llamas, antílopes, cebras, venados y hasta búfalos del Congo. Todos se acercarán a buscar alimento de nuestras manos.
Mientras se hace el recorrido se avistan otras especies que no se acercan al vehículo, como cerdos de Nueva Zelanda, cabras africanas, manatíes o lémures, pero lo mejor de la jornada es ir al jardín cerrado en el que viven estos animalitos de cola rayada para darles uvas. Ellos toman la mano del visitante, o la ropa, para pedir la fruta y se alimentan con deleite. El precio es de U$S 139 por adulto, solo se ingresa con reserva previa.
¡Al agua!
Queremos un poco de aventura, así que vamos a Elite Cable Park a aprender los rudimentos del wakeboard. En lugar de usar lanchas, tienen un sistema de torres unidas por cables sobre los que corren las cuerdas con manubrio de las que se sujeta cada deportista. Primero nos explican los movimientos que hay que hacer, en una etapa inicial arrodillados para acostumbrar a los brazos a manejar el tirón, haciendo la salvedad de que, si nos caemos (lo que va a ocurrir), tendremos que nadar con la tabla hasta las pasarelas que bordean el predio de práctica y llegar caminando hasta el punto de partida. Unos pocos nos animamos al ejercicio, que fue intenso y rápido. Eran muchas cosas para acordarse en una sola vez y el chapuzón llegó en la curva.
Se volvió a intentar y luego llegó el momento de poner los pies dentro de las botas fijas a la tabla, para hacer el intento parados. Es conveniente tomarse varios días para el aprendizaje, cuesta entrar en confianza y los músculos que quedan doloridos por el esfuerzo.
Al lado está Camp Margaritaville RV Resort & Cabana Cabins, con bar incluido, pileta y una vista a las destrezas de los wakeboarders experimentados refresco en mano. Está poblado de motorhomes modernos con sectores de expansión hidráulica que los ensanchan cuando paran. También hay pequeñas cabañas blancas para pasar unos días junto al lago. Es todo sol, agua y relax.
Comentarios